20 Abr 2024

229. POESÍA COSTARRICENSE. LEONARDO PORRAS CABRERA

-16 May 2021

 

NIÑA

 

Llega una niña

que besa el sol de la mañana,

duerme a la luna llena

con movimientos de hojas de palma.

 

Una voz ancestral la mece en nidos de pájaros.

 

Su hamaca es un cuero de tambor

en el que está tallado un jícaro.

 

Su pelo refleja el camino.

 

Sonríe al tocar la tierra

y hace brotar la lluvia en nuestro hígado.

 

Tiene mirada de guía

y nos llevará a la montaña

con las jabas que habitan el horizonte

que vive en los calabazos de agua.

 

A la orilla del río nos recuerda el lugar

donde se guarda el sol.

 

La niña se une a los árboles

para aprender de los animales

que están en su maraca.

 

Su idioma es seguir a la tierra,

ser niña hasta ver florecer

en su vientre

a una mujer Brorán.

 

 

MUJER

 

Son nueve las lunas llenas

para germinar la semilla.

 

Semilla de pelo negro en la espalda

y sonrisa al sol.

 

Semilla que fluye en el río

y en la voz de la piedra de abuela.

 

Mujeres que adoban las recetas,

que limpian y tallan los jícaros

como quien hila algodón.

 

Conocen la luna de la siembra,

la medicina para bañar a los niños.

 

Cuidan nuestro ombligo

como un arrullo de hamacas.

 

Son las mujeres Brorán,

las encargadas de guiar al viento

y domar al jaguar que brilla en nuestros días.

 

Nos enseñan el nacimiento del maíz

y a envolver nuestros nombres

en hojas de bijao.

 

En ellas somos la siembra y los frijoles,

el cacao y la alegría,

nuestra esencia Brorán.

 

Sus manos sostienen

el secreto del arrullo;

su canción de cuna es la tierra y el agua.

 

 

FUEGO DE UN ÁRBOL MEDICINA

 

La lluvia cuenta la historia

de una mujer que sembró

dos semillas a la orilla de su casa.

 

Semillas que se hicieron niñas

mitad serpiente,

mitad personas.

 

El cuarto estaba oscuro,

de pronto una luz roja

llenó el espacio con olor a medicina.

 

El humo se extendía en mis ojos

sin sostener el fuego

que curaba mi espíritu.

 

La lluvia se detuvo

y se hizo de noche.

 

Sus manos llegaron a las mías.

 

No pude ver su rostro

pero el aroma

de aquellas cáscaras de caraña

traía el espíritu del mar en mi madre.

 

 

KULLÁ

 

Aprendí a escuchar

cuando dialogué con el pasado,

sobre un tronco,

el viento en la cara,

las dos manos en un huacal,

los pies colgando de una hamaca

sin rozar la tierra,

sin un reloj

que obligara a decir más.

Entonces supe

que las piedras lloran

y los perezosos hablan.

Hay que escuchar,

dejar fluir

la convivencia perdida,

pegar

con mancha de banano

los pedacitos de tradición oral.

 

 

BACSHA

 

Atravesó los cerros entre sangre y gritos,

cruzó ríos sin saber nadar,

tomó agua de un bejuco,

se amarró el pelo con hilos de pita,

cubrió su cuerpo con cáscaras de majagua

hasta llegar al valle.

Los cerros crecieron,

años pasaron,

pero la palabra sigue igual.

Igual

como busca mi abuelo el bejuco entre los barrancos,

igual que los niños alistan sus jabas para ir pescar.

Mi abuelo retorcía el bejuco

y los peces volaban;

el agua se detenía,

el sol cambiaba su color

y los niños veíamos al abuelo

con ojos de jaguar al acecho;

y a la orilla de aquella poza

aprendimos una palabra

capaz de pescar.

 

 

YAIGÓ TEYO

 

Los monos bailan,

los bejucos colgados del yaya los miran.

Hojas secas se levantan

ante el brinco de los danzantes.

El polvo crece

como los gritos se pierden

en el eco de la montaña.

Danzan junto al barranco,

con achote de montaña tiñen sus caras.

Unidos todos como un solo espíritu.

La danza sigue,

Los niños la cantan:

jimboro, jiambe, jii

Doronjo, doronjo jii

Jïmboro, jiambe, jíi

Jimbowe jiambe, jíi

Na iyong dłu iyong, jíi

 

 

DURGO

 

Un yaigo brinca en el corteza amarillo,

mientras el dbun vigila su salto,

abajo una pava agita sus alas

dando viento a los saínos

que corren por el barranco.

La danta chupa del salitre

para dar paso a la luna.

Sin perturbar las hojas secas

llega el jaguar.

El viento corre,

las hojas no se mueven.

La lluvia cae

sin mojar el suelo.

 

 

Leonardo Porras Cabrera (Territorio indígena Brorán, Buenos Aires, Costa Rica). Publicaciones: Dbon shricshirc orcuo böǹ (Huella de jaguar) Ganador del primer lugar en el “Certamen Brunca” en la modalidad de poesía regional. Sus textos también aparecen publicados en Nueva poesía costarricense, antología de poesía joven (Ministerio de cultura y juventud de Costa Rica). Coautor de los libros Pac cró shco (Diccionario pictográfico y enciclopedia de la agricultura tradicional Brorán), Drí (Diccionario-Recetario pictográfico de la alimentación tradicional Brorán Qu´ercuó) (Reseña del patrimonio cultural del pueblo Brorán/ Terbi del territorio indígena Térraba), Participante del taller de narrativa y poesía, dirigido a Jóvenes indígenas, llevado a cabo en la finca Kan Tan (Boruca, Buenos Aires, Puntarenas, Costa Rica).

 



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