25 Abr 2024

127. POESÍA CHILENA. CÉSAR CABELLO

-15 Dic 2020

Idolatría del huésped, obra ganadora

del Primer Premio Internacional de Poesía

Nueva York Poetry Press 2020

 

Nueva York Poetry Review publica una muestra de Idolatría del huésped, de César Cabello (Chile, 1976), libro ganador del Primer Premio Internacional de Poesía Nueva York Poetry Press 2020. Invitamos a disfrutar de estos especiales, mientras volvemos en enero, con el formato de número semanal.

 

 

BABEL

 

Morí por el ataque de un águila.

Los cuervos enseñaron a mis padres qué hacer conmigo.

Los vistieron de luto hasta el fracaso de sus planes.

Abandonaron la ciudad a causa de la idolatría

por su hijo predilecto.

 

No sin locura, dijeron que mi cruz

fue fabricada con madera del árbol del Paraíso,

que multipliqué los panes, los peces,

las plagas, los amigos.

 

Mi madre creó el llanto; mi padre el dolor;

yo, las bocas hambrientas de deseo.

 

Hasta que vinieron otros que lloraron distinto.

Se lamentaban a su modo.

 

Fue entonces cuando la luz

entró en las grietas y en los rincones.

Tomó la forma del cáliz,

de la joya de la prostituta,

del cisne muerto.

 

El lugar del combatiente

olvidado en las trincheras.

 

El sufrimiento fue patrimonio personal e intransferible.

Hubo dolientes como naciones en el mundo.

 

Se necesitaron emisarios, institutrices,

agentes del espíritu que recorrieran el país

del aire al cuerpo,

         del cuerpo al tiempo,

                   del tiempo a la ceniza.

 

Cada niño, al nacer,

era envuelto en una bandera blanca.

Su piel era la única frontera;

su lengua, el primer exilio.

 

 

EL LIBRO

 

¿Cuántas casas te confiscaron?

¿A cuántos agentes del orden probaste tu identidad?

 

La máscara que usas no es un rostro.

De fabuladores y vendedores de ensueños,

te apartaste.

Distintas penas negras

envolvieron tu corazón.

 

A tus labios no acercaste

ninguna copa que contuviera veneno.

 

Dejaste de respirar

el herrumbroso cántico de los hombres.

 

La ciudad fue presa de la huida.

La tierra entera fue presa de la desolación.

 

Al atardecer,

el ahorcado se bamboleaba

al soplo del viento.

Al amanecer,

el río, como una vena seca,

se alimentaba

de los lenguajes humanos.

 

La patria fue una desconocida.

La noche se hizo amiga del báculo y su mendigo.

 

La rueda anheló al caballo, el caballo al cochero

y el cochero al huésped que perdió su máscara

y este libro encontrado en las arenas.

 

En Él estaba escrito que olvidarías tu nombre.

En Él estaba escrito que yo tomaría tu lugar.

 

 

EJERCICIOS DE SIMETRÍA

 

I

 

Ese rostro se deforma con el tiempo. ¿Cuánto demora la belleza en convertirse en un cadáver? La muerte te encuentra y repite su decrépito seseo de niño. Es como si aprendiera a dominar el lenguaje de una marioneta que tiene una de sus cuerdas enredada al cuello.

 

No son muchas las palabras que resumen nuestro diálogo: horror, traición, doble venganza. Quizás la injusticia de una saga de accidentes, no lo sé.

 

A mi espalda, el escorpión exhuma lejanas existencias, a filo de lanceta talla la barcaza donde anidará la familia del cuervo blanco. Sospechoso, como Saturno, de devorar a sus crías antes del banquete y de los gusanos de la sangre.

 

Cuando la humanidad aún no era albacea de carroñeros y los recuerdos caían a la tierra como nueces frescas, buscábamos la leche cuajada en labios de los dioses y arrojábamos al vacío sus inexpugnables máscaras.

 

Durante mucho tiempo grité «eternidad». Hacerlo una última vez, antes de partir, no cambiaría nada. Las palabras tropiezan con el sonido azul del vértigo y la belleza es una sombra desdeñosa que cojea a nuestro lado.

 

Trae con ella la invertebrada muerte, responde con evasivas largas notas de suicidio. El poema es un andamio más en el edificio del alma, telaraña temblorosa tejida entre dos juncos:

El poema • su escatología

 

Durante mucho tiempo grité «eternidad». Hacerlo una última vez, antes de partir, no cambiaría nada. Sus fronteras esparcidas en la cuna perfilaron tu silencio; la mortaja tiñó mi rostro con fríos rasgos de escepticismo.

 

 

LAS LÁMPARAS

 

Escucho el eco de las cárceles en mi conciencia.

Veo a una madre rata parir bajo el colchón.

Disputo con los recién nacidos la leche que ella ofrece.

Cuando queda algo para mí,

ya está fría.

 

Los monos, en un texto de Panero,

saltan de árbol en árbol buscándose a sí mismos

en el sacrílego bosque de la existencia.

 

Y él, recostado sobre la cama del horror,

crea los injertos de la noche y su vacío.

Con una piedra puntiaguda

raya el ojo de una mosca

a pleno vuelo.

 

Da inicio a la cacería:

 

Mis manos registran el útero

como un bolso donde la ladrona guarda

la joya que entregará a los perros de la palabra.

 

Pero estoy aquí,

fuera de la luz y del arte de este siglo.

Sostengo un queso negro

que no alcanza el tono

donde dolor y oscuridad

se vuelven dulces.

 

Sólo es cuestión de tiempo

para que las ratas se acerquen al veneno

y el viaje hacia la transparencia

desdibuje la habitación.

 

Hace mucho que no habito

entre formas que me reconozcan

y, sin embargo, no he muerto todavía.

 

 

UNA CASA OLVIDADA

 

Las versiones secretas de lo que somos,

verídicas porque parecen ser recordadas,

desfilan ante nosotros como una comparsa

de mujeres y de niños muertos.

 

Traen con ellos los certificados,

las insignias que prueban su lugar en el libro.

 

Apartados en capítulos sin importancia,

reclaman la justicia del sol sobre la provincia.

 

La sangre que escurre desde mis venas abiertas

riega el valle de sombras en el que me encuentro ahora.

 

No quiero a la matrona desnuda frente a la cuna vacía.

No quiero la hospitalidad del cuervo y su nido pestilente.

 

Las versiones secretas de lo que somos,

verídicas porque parecen ser recordadas,

las confino a lo alto, al ático

donde van a dar luz las estrellas

en el vientre del tiempo.

 

Para que mis manos no puedan tocarlas.

Para que la voz o el deseo no las alcance.

 

 

César Cabello (Santiago de Chile, 1976). Es periodista, escritor y editor. Ha publicado Las edades del laberinto (Santiago, Piedra de Sol Ediciones, 2008), Industrias CHILE S.A. (Santiago, Piedra de Sol Ediciones, 2011),  El País Nocturno y Enemigo (Santiago, Piedra de Sol Ediciones, 2013), Lumpen (Santiago, Tacto Editorial, 2016), Nometulafken, al otro lado del mar (Santiago, Lom Ediciones, 2017), Cuaderno obrero (Edición personal, 2018). Ha sido incluido en las antologías La memoria iluminada. Poesía mapuche contemporánea (Málaga, Cedma, 2008); Los cantos ocultos. Antología de la poesía indígena latinoamericana (Santiago, Lom, 2009); Memoria poética. Reescrituras de La Araucana (Santiago, Cuarto Propio, 2010); Escribir en la muralla. Poesía política mapuche (Buenos Aires, DLG Ediciones, 2011). En 2006 obtuvo el Premio Eduardo Anguita. En 2007, 2012, 2016 y 2019, recibió la Beca de Creación del Consejo Nacional del Libro y la Lectura. En 2010 y 2012 se le concedió el Premio Mejores Obras Literarias de Autores Nacionales, por los libros Industrias CHILE S.A. y El País Nocturno y Enemigo.



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