03 May 2024

344. POESÍA COSTARRICENSE. MONTHIA SANCHO

-22 Nov 2021

 

HALO A CONTRALUZ

 

I

Con mis hojas de luz 

hice un cántaro para enjugar 

las lágrimas de cera,

esas que a escondidas 

dejaste besar el contorno de tus labios,

balas que ni en vida ni en muerte 

acallarán tu esencia 

niebla 

y claridades.

 

Entre mis manos 

sostengo la luz,

camino en la latitud de las montañas 

y custodio un fardo 

con tus palabras predilectas,

luces heridas 

por el verbo 

y por la tinta. 

 

Descansa por siempre, 

el cielo ha dibujado mil renglones

a la espera de su sierva. 

Sol de soles,

halo de Luz,

incienso del bosque,

ángel errante 

en orfandades 

y sin plegarias.

 

 

II

Sumergí mis manos 

en las profundidades de tu tierra 

para sacar 

entre rizomas y virutas, 

tus huesos temporales 

y proscritos.

 

Una a una sacudí las piedras,

revolqué entre archivos, 

ficheros 

y la flor de tu pañuelo.

 

Escarbé bajo pastos 

y sueños

por la calle Río Neva 

tus cartas 

y tus últimos poemas.

 

Hurgué el arsenal de tus símbolos,

y desvestí los corchos 

que dejaste en la bandeja.

 

Todo eso 

por lograr cumplir mi sueño

de llevar tu corazón de piedra en flor 

al osario de ángeles 

que van a la deriva. 

Pero me dijo la oruga

que tus huesos ya eran

mariposa 

sobre el rebozo 

de las flores del jengibre.

 

 

III

No mires atrás, 

el bosque amorfo 

pronto encontrará 

la oscuridad 

de su próxima morada.

 

Su camino ha de ser

tormenta de alfileres 

y huracán sin latido.

 

Los hombres    

nunca podrán habitar la Luz

cuando tan solo sembraron 

orfandad en los barrancos, 

en los niños y sus parques.

 

Han de gravitar 

como sombras de mala hierba 

sobre los espejos huecos.

Vagarán junto a las lenguas del norte

que con sorna reprendieron 

el rito que erigimos 

con la ceniza viva del poema.

 

 

YO, LA REPATRIADA

 

I

Fui paloma migratoria,

sustraje de cada puerto 

un puñado de tierra 

y descifré con mis dedos 

el principio de todas las cosas. 

Así pude desprenderme 

de lo material

y de la ortiga 

que desasosiega la carne.

 

Obedecí a la pobreza

y al ayuno.

 

La palabra fue la conciliación 

de aquel tránsito vacío, 

exasperado

por llenar sus cavidades 

con la luz

de las cuatro virtudes cardinales:

prudencia, 

justicia, 

fortaleza 

y templanza.

Exhumé lo esencial,

entendí

que mis esquinas 

solo Dios puede contarlas,

que en la tierra se quedarán 

los pedazos de mi piel, 

desde siempre mancillada 

por el péndulo roñoso,

oscilación

obstinada y majadera

que no logró mutilar 

el resplandor

de mi destino 

implacable.

 

 

II

Renuncié 

a dioses  

y demonios,

me convertí en palabra

 creadora de mí misma.

Tracé la poesía con el óxido del fuego 

y la humanidad 

liada en las costillas.

 

No requiero de profetas, 

sino de mí misma,

este paso por la tierra 

lo llevaré aquí adentro.

 

Debo partir,

el Cosmos 

se ha sentado en la ventana,

escucho lúdicas voces, 

ellas claman mi ascenso,

la lámpara está lista, 

alumbraré 

lo visible 

y lo invisible.

 

Ya el Cosmos se ha puesto en pie 

para abrazarme en el canto,

me iré

como una grulla, 

atrás dejo

la belleza de la flor 

del árbol y la hormiga.

Solo cargaré un listón 

con mi verbo urdido

de poesía.

 

 

Monthia Sancho Cubero. Poeta, periodista y educadora costarricense. Laboró en el diario nacional La República como redactora y editora. También trabajó en diferentes periódicos alternativos y revistas internacionales. Directora y fundadora de Estucurú Editorial. Preside La Academia Norteamericana de Literatura Moderna Internacional, Capítulo Costa Rica. Su obra ha sido traducida al inglés y al italiano, aparece en diversas antologías de Costa Rica, de España y Estados Unidos. Ha publicado los libros de poesía: Palomas de grafito (2015), Trance (2017), El rastro de la grulla / The Crane’s Trail (2019).



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