24 Abr 2024

27. POESÍA HONDUREÑA. YOLANY MARTÍNEZ

-01 Ago 2020

 

 

Todavía llueve. Los objetos en esta casa

también llueven. No sé dónde colocar

cada cosa. La cama, los libros,

los textos de la universidad, las llamadas perdidas.

Ha pasado mucho tiempo desde

que te fuiste.

Y quizás eso es lo que me mantiene aquí

entre esta lluvia de objetos que no logra encontrar

un sitio

un espacio donde quepa cada línea, cada signo.

 

Ya he mudado de piel

y los caminos que me llevan a vos

laten en cada gota que golpea la tierra seca

como queriendo fusionarse con el polvo

y recobrar un cuerpo del lodo

hacerlo andar

y ponerlo a gritar mi nombre.

 

Sigue lloviendo

y he sido fiel a cada gota que cae

y me sorprende 

el calor de cada una de ellas

ajustándose a mi frío,

su caída

ajustándose a la mía.

 

Todavía llueve. Los objetos en la casa

también llueven y vos

no estás aquí.

 

 

MONÓLOGO DE LA AUSENCIA

 

Estas sillas hablan

desde el abismo de su lengua. Se presentan

como una réplica

un momento del pasado: un miembro

que se extiende del mismo cuerpo

y que aún conserva la fibra y el hueso,

la sensación, la imagen.

Usted, en algún lugar que yo desconozco,

yo aquí

con la sangre aún a pulso,

latiendo.

Con el calor corporal siempre disparado

en rojo en las mejillas

en dolor líquido que mana

desde ventanas selladas de un vidrio viscoso.

 

Nada se parece a las tardes con usted

en su silla de madera

con la sonrisa de un niño pequeño,

con ese gesto

que siempre regresa.

Nada se parece a sus manos gruesas

apretando las mías

articulando una espera.

Nada se parece ya a esas tardes, papá,

y esto que no hace mucho

que nos dejaste.

 

 

EL ÚLTIMO HORIZONTE

 

I

 

Hoy es el último horizonte

que te escribo.

El último eco que mi pecho exhala

en estas tierras extrañas.

No hay distancia más lejana

que el perfil de tu espalda cerrando la puerta

el golpe de la madera

el sonido del metal clavando su punto.

 

Lo he dicho desde siempre:

esta historia no es historia sin tu risa

sin tu forma de estar

sin tu voz partiéndose en leña para espantar el frío

sin el hilo de palabras que tejías en tu boca para saciar el miedo.

 

Siempre has sabido que no es de hierro

la coraza de mi silencio

ni mis cuatro palabras un acantilado de ramas secas.

Siempre dijiste que la memoria es materia viva de tejidos

camino de regreso, paso cebra del tiempo.

 

Con los años he creído en todo eso.

y he aprendido una forma diferente de tenerte.

Respiro . . . y

todo lo tuyo viene desde dentro.

De este lado de la puerta

se cumple tu voz en mi oído. Respiro.

 

 

II

 

Este SOL que respiro

transpira por todo el cuerpo.

Se hace lava.

Desborda el volcán que por siglos

de los siglos era  amén entre mis pechos.

 

Este SOL, de mi cuerpo poseído,

provoca la palabra

que se vuelve mandamiento escrito en PIEDRA.

LEGUA en lenguas de fuego.

 

Hace líquida la humanidad que llevo dentro,

esparce magma de norte a sur,

de mano a mano.

 

Este SOL engendra  el milagro,

la savia

            que riega el cuerpo entero;

la tinta

            que en este papel

se hace llamarada.

 

 

XIII

 

Dentro de la CASA

llaves y objetos cobran vida. Los AFECTOS.

Yo afuera, en un reflejo del vidrio de la ventana.

Lágrimas de mi hija

robando un paso. Deteniendo el SiLeNcIo. Mis ojos

no se atreven a decirle la partida.

Los suyos incansables

me buscan.

Después de tantos rodeos a mí misma,

vacío lo que me

queda en sus

manos pequeñas. Las SELLO

con la estampa gastada de mis labios. Hoy no me he ido,

más bien, me he quedado para siempre.

 

 

 

Yolany Martínez nació en Honduras. Es poeta y académica. Es egresada de la Carrera de Inglés de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán y de la Carrera de Letras en las áreas de Literatura y Linguística de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Culminó sus estudios de Maestría y Doctorado en Literatura Hispánica en la Universidad de Oklahoma, EEUU. Ha publicado los libros de poesía Fermentado en mi piel (2006), Este sol que respiro (2011) y Espejos de arena (2013) y en proceso de edición Lo que no cabe en las palabras (2020). Algunos de sus escritos aparecen en las compilaciones Garage 69 (2010),  Poesía Molotov (2011) y en la antología Wandering Song (2012) de poetas centroamericanos residentes en los Estados Unidos.  En el 2002 fue acreedora del Primer lugar en el “Concurso de cuento Arturo Martínez Galindo” promovido por la Dirección de Desarrollo Estudiantil de la UNAH y en el 2015 le fue otorgado el Primer Lugar en el First Annual Poetry Night patrocinado por la asociación Kappa Gamma Epsilon del Departamento de Lenguas Modernas de la Universidad de Oklahoma. Asimismo, en el 2019 se le otorgó el Premio Nacional de Poesía Los Confines por el texto Lo que no cabe en las palabras.



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