19 Abr 2024

90. POESÍA PUERTORRIQUEÑA. DAVID CORTÉS CABÁN

-24 Oct 2020

 

ESTO ES LO QUE SUCEDE

 

Estás acostado sin poder levantarte.

Tus huesos no dan para más, tu corazón no da para más,

tus venas no dan para más.

Ves los jóvenes en un carnaval de disfraces.

Ves pasar las muchachas que llevan cintas de colores.

El tiempo rehúye de ti, el brillo rehúye de ti.

La lluvia sobre el cristal de la ventana

te recuerda que todo sigue en el mismo lugar.

¿Ha dejado de llover? Abres el álbum y la mujer que amas

no está en el carnaval, no está en el baile de disfraces,

no está en la habitación.

Estás recostado esperando que empiece la música.

Preguntas por la  mujer vestida de rojo.

“Levántate y búscala”, dice uno.

“No es mucho pedir”, dice otro.

Lo que han dicho no tiene sentido.

No resisto quedarme, no resisto irme,

no resisto regresar. Pregunto, ¿qué ha sucedido

con la mujer vestida de rojo? Sigo recostado en la cama.

Ahora cruzo el puente de Brooklyn,

cruzo el puente colgante de Zhangjiajie,

cruzo el Mar Rojo. No puedo divisar los cuerpos.

 

 

PLANETA AZUL

 

Peces que brillan en el tiempo

¿seré yo su enemigo?

¿Mi corazón enemigo de los vastos océanos?

Ballena de profundas travesías

¿ignoraré tu misterioso cántico?

 Ballena blanca, ballena jorobada, ballena albina

contra el arpón del loco Ahab.Y ustedes alegres monos:

¿qué rezan sobre la rama dorada?

¿Son los invictos de esta cacería?

Oleaje del fugaz esplendor ¿adónde irá la primavera?

Y tú, murciélago de la noche, rey de las soledades

¿has visto tu silueta rodar al vacío?

¿Qué haremos cuando nada exista?

¿Qué haremos cuando el planeta azul

caiga derrotado? Coge tu guitarra

y cántale al planeta que viaja en mi corazón.

Todo es tan hermoso como el rostro de mi primer amor.

No hay mayor felicidad que su voz en el viento.

Soy el que corre por los campos del planeta azul,

no hay mayor dicha que pisar la hierba húmeda

cuando el amor gira con tu cuerpo.   

 

 

ELOGIO A LOS ÁRBOLES

 

Árboles jubilosos ríanse de mi vida.

Absortos tan lejanos ríanse de mi ausencia.

Es natural que no me reconozcan.

En la aridez de la noche escucho sus ramas.

Sus hojas brillan y me llaman.

No hay posibilidad de llevarlos conmigo.

La ausencia es engañosa pero los amo.

Árboles que habitan mi silencio

cuando desgarran sus ramas desnudas en la noche.

Yo los veo regresar bajo la lluvia.

Sus profundas raíces me atan a la tierra.
Yo los he oído hablar cuando cae la lluvia.

Van y vienen por las calles vacías.

Sin ustedes mi infancia viaja en el viento.

Mi corazón tiembla cuando se alejan.

Estoy tratando de olvidarlos

y no puedo.

 

 

CUÁL ES EL PLAN

 

Nunca supe cuál era el enemigo.

Caminábamos bajo la lluvia.

“Al enemigo no lo verás”, dijeron mis vecinos.

“Todo tiene solución”, escuché

en la oficina de reclutamientos.

“La solución es un buen antídoto”, pensé.

Estaba cerca y a la vez lejos.

El paisaje me daba la bienvenida.

Las montañas me hacían señales.

Miré a la gente que no conocía.

“No regresarás”, dijo una voz.

“No verás el fin”, dijo otra.

“No ver, no sentir”, dije.

“Viet Nam es un camino sin regreso”,

dijo el teniente mayor.

“No eres el culpable, eres la víctima”,

dijo un soldado raso.

“Un soldado siempre es la víctima”, dijeron todos.

No conocíamos las profecías.

Día y noche navegábamos en un océano de sangre.

Nunca supe cuál era el enemigo.

No sabía cuál era el plan.

 

 

ESTO ES LO QUE HE DICHO

 

Lo que he dicho no lo verás.

Asómate: no hace frío ni calor,

pero el viento mueve las ramas.

Es primavera y no hay pájaros,

es primavera y todo está oscuro.

Baja a caminar.

No hay nadie en la ventana.

Todo sería diferente si el hombre

estuviera en la ventana,

si fuera verano y entrara el sol.

Si fuera invierno y la nieve cubriera

la ciudad. Pero es primavera

y el hombre no está en la ventana.

El cielo está nublado como una fotografía

cubierta de polvo.

Pronto lloverá. El que te acompaña dice:

“el mundo necesita revivir”.

Hablas muy bajo. Es primavera

y nadie se asoma a la ventana.

Es primavera y no hace frío ni calor.

Quisieras que fuera invierno

y caminar por otro lugar.

 

 

David Cortés Cabán (Puerto Rico, 1952). Fue maestro en las Escuelas Primarias de Nueva York, y profesor adjunto del Departamento de Lenguas Modernas de Hostos Community College (CUNY). Ha publicado: Poemas y otros silencios (1981), Al final de las palabras (1985), Una hora antes (1991), El libro de los regresos (1999), Ritual de pájaros: antología personal (2004), Islas (2011), Lugar sin fin (2017), Visión poética en tres libros de Alfredo Pérez Alencart [Ensayo] (2017). Ha participado en Festivales Internacionales de Poesía en Puerto Rico, Colombia, México, Nicaragua, Venezuela, Portugal y España. En 2014 fue invitado a presentar  “Noche de Juglaría, cinco poetas venezolanos” en Berna y Ginebra. Ese mismo año la Universidad de Carabobo, en Valencia, Venezuela, le otorgó la Orden Alejo Zuloaga Egusquiza en el Festival Internacional de Poesía de Valencia. En 2019 la ciudad de Salamanca le concedió el Diploma de Huésped Distinguido, en un acto celebrado en el Ayuntamiento y dentro de la programación del XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos. Reside en Nueva York junto a su esposa Gloria Quiñones Caraballo. 

 



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