18 Abr 2024

130. POESÍA ARGENTINA. YANINA AUDISIO

-18 Dic 2020

 

Sol por un rato, obra merecedora de mención honorífica

en el Primer Premio Internacional de Poesía

Nueva York Poetry Press 2020

 

Nueva York Poetry Review publica una muestra de Sol por un rato, de Yanina Audisio (Argentina, 1983), libro merecedor de una mención honorífica en el Primer Premio Internacional de Poesía Nueva York Poetry Press 2020. Invitamos a disfrutar de estos especiales, mientras volvemos en enero, con el formato de número semanal. 

 

 

Se supone una ventana o un observador, cosas complementarias, en todo caso, para los saciados que ocupan cada cual su porción de aire en distintas posiciones del yacer. La piel, oscuro sepulcro, excusa de lo volitivo para purgar sus malas aguas. Se supone una ventana o algo con ojos. El hombre mira como saliendo del cuarto, entonces algo, quizás un ruido fuerte, un relámpago, una bestia doméstica maullando, un accidente en la pequeña esquina del cuarto, cosas rotas a nivel visual o auditivo, táctil inclusive, si un jarrón por efecto de las embestidas encontró el piso y sus esquirlas llegaron a rozarle el brazo. Se supone un observador u observadora en la medida en que la mujer se niega a levantar la cabeza de su postura de repliegue; las rodillas más fuertes que los codos puestas a elevar la cadera y todas esas zonas a las que asistió él un ratito antes nomás. Ella capturada en sus olores que son de los dos o sumergida en la inercia del animal que ha cumplido su devoración. Se supone un mundo que lanza sus zarpas sobre los saciados. Toda rotura está ahí para verlO

 

 

El cuchillo es de viento. La ciudad nos atraviesa, alta e inmisericorde, dejándonos el corazón en los huesos: cantamos contra el vacío como los últimos pájaros de un planeta.

Al final de los pasos un río, terco y demorado, se traga la luz. Con la mirada nos ponemos descalzos: corregimos el paisaje, adivinamos el pulso de la tierra.

Los que hablen del vuelo seremos los que se arrastran. Apresar, no apresamos nada, la conquista es de cielo: tenemos sol, por un rato. El problema es el cuerpo: dura más que el soL

 

 

Un pez enorme me habita cuando ponés la voz encima de lo que decís, encima de lo que podés, encima de lo que me hiciste. Un pez abisal remueve los fondos y hace ruidos en tu cabeza, rodea un árbol mojado que echa sus raíces entre tu sombra y mi sombra. Un pez lento espesa la hora y te maldigo llena de ganas, muerdo turbación en tu nombre. Un pez voraz toca los límites y sacude las noches expropiadas en lo que espesa las fibras de mi derrota: me comés el aire, me molestás todo el cuerpO

 

 

Como un lobo, el cuerpo. Aumentarle la sombra de a morosos frotamientos. Aligerarlo. Probar el aire, abierta la boca. Como un lobo, el paisaje se conoce en su sabor, el paisaje pierde la forma.

Se hace así, como hacés. Sólo recordá olvidar el paso.

¿Dónde debería poner la niebla para dejarte ciego un ratito?

Ya sabés. El sueño se perfora: llena de ojos la corteza del mundo y los apaga.

No sé qué tantas roturas nos depara el espacio entre tu silencio y mi silencio. Baste decir: si tuviera que tocarte de una sola forma, atracaría la mordida contra una de tus orejas. No sé cuál. Eso podés elegirlo. Disponé también de los nombres. Las músicas. Dejame a mí el tiempo y esas otras cosas que se revuelcan y gozan donde el lobo se hace ciudadano de la sombra.

¿Sabés? Tenemos un juego donde la tarde áspera se disuelve en contorsiones como el autor en la historia. Un juego desde acostarte a dormirte, desde festejarte hasta invadirte, como un lobo, con todos los usos de la lenguA

 

 

La piel de los olvidados nos cae de abajo de las uñas. Algo creció sin que nadie lo mirara. En su lugar el mundo relega la sacudida.

La piel cae de abajo. El suelo comienza a hundirse en el insomnio de siglos, ojos en la lengua mal usada, una siesta inconclusa, la llanura larga de la angustia desenredándose contra un cuerpo.

El gusto reconoce ese lugar de cielo entre el olfato y el tacto. Oler es del aire, pasa entre los astros. Tocar es de la carne, pasa entre las piedras.

Este día, ojos, un brote de altura en la planicie, pequeñitas desapariciones del paisaje, de mis uñas el territorio cae. De tus ojos la acusación de lo definitivo, un viaje veloz donde cada cosa tiene su lugar de cielo, donde se entiende todo y se entiende este día: todo es demasiado, la sombra de los árboles lamida por la noche, la consistencia de la pluma que orienta a la flecha que mata al pájaro.

Este día si hay un dios, lo dejamos ciegO

 

 

La rodilla, el omóplato, la calavera alojan el resecamiento, el descuido, arriman al hueso la imprudencia que órganos más blandos dieron en ejercer.

Qué más.

Doler de cuerpo, todo lo que los amantes dijeron cae, lluvia furiosa, entre paréntesis, en la noche de la carne interrumpida, un amor habitado por el próximo daño, como un caballo de TroyA

 

 

Yanina Audisio nació en 1983 en Río Cuarto, Córdoba, Argentina. Es licenciada en Psicología, magíster en Salud Pública y trabajadora aeronáutica. Actualmente reside en Buenos Aires. Coordinó el grupo Las Puntas del Clavo, organizando presentaciones de textos literarios con formato escénico. Es responsable del blog sobre difusión literaria Inventar un pájaro, donde publica textos difíciles de conseguir y traducciones en español de poemas en inglés. Ha publicado los poemarios “La noche en los perros” (Expreso nova, 2013), “La boca y su testigo” (Primer premio 7mo Concurso de Cuento y Poesía “Adolfo Bioy Casares”, Municipalidad de Las Flores, 2013), “Piedras, papeles, tijeras” (Ediciones en danza, 2016), “Bajo poncho” (Al filo ediciones, 2019) y “Cielo sobre el charco” (Salta el Pez Ediciones, 2019). Obtuvo la Mención Especial del Jurado de Letras del Concurso Bienal Premio Federal 2019, que organiza el Programa de Cultura – CFI, con la nouvelle “El filo para arriba”. El libro de cuentos “Rancho aparte” será publicado próximamente por Salta el Pez Ediciones.

 



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