20 Abr 2024

24. JAVIER ALVARADO. MÍA GALLEGOS

-30 Ene 2021

 

Mía Gallegos, la confesión elegida

por

Javier Alvarado

 

Las noticias sobre premios literarios se siguen dando en medio de un mundo en caos, en un mundo para todos dividido, como diría el gran poeta Roberto Sosa de Honduras, desde uno de sus títulos más célebres.   El Premio Aquileo J. Echeverría, el cual concede el Ministerio de Cultura y Deportes de Costa Rica en diversas ramas de la literatura, es evaluado cada año por un jurado y como siempre, nos llegan las quinielas, las apuestas, los comentarios sobre los libros participantes y la expectativa no sólo de costarricenses sino de ciudadanos de otras partes que siguen atentos a una institucionalidad para honrar y distinguir a creadores de ese país centroamericano.  Cierta vez, estuve ante la tumba de Aquileo J. Echeverría, el autor de las Concherías, y el cual se divirtió a lo grande en fiestas patronales junto al cisne de Nicaragua y de las letras castellanas, Rubén Darío.   El poeta y su nombre siguen vigentes cada año con este lauro.  Hace unos días nos enteramos, de que el galardón de poesía recaía este año en una gran autora y poeta: Mia Gallegos Domínguez (San José, 1953), por su obra reunida bajo el título Para alcanzar la espuma, de acuerdo al siguiente criterio: “para una edición muy notable en la que se halla la voz de una mujer que expresa su interioridad, su sensibilidad y sus anhelos desde la perspectiva de la madurez personal y poética".

 

Recuerdo haber conocido a Mia Gallegos en un Festival de Poesía Ars Amandi en Panamá, donde conversamos sobre Fernando Pessoa, sobre otros autores y sobre la preparación de pastas en salsa blanca.  Posteriormente la he visto en eventos en su país y en una de esas ocasiones, me obsequió desde sus manos, su celebrado libro El claustro elegido y luego me envió la cuidada biografía que realizó: Tras la huella de Eunice Odio.  Mia Gallegos, ha ido decantando, con los años, una poesía confesional sobre su condición de mujer, que puede ser la de todas ante desafíos de la cotidianidad, miedos, incertidumbres, el dolor, pero en esa silenciosa batalla desde las páginas, desde el bolígrafo, desde las palabras, las letras y un fabuloso alfabeto que se despliega desde sus imágenes, colores y sonoridades.   El Premio Aquileo J. Echeverría se entrega a un verbo cuidado, a años de trabajo y de entrega de una creadora, cuyas claves están allí, fraguadas y urdiendo encuentros, conquistas, y estrategias desde el amor y para el amor; una poesía también corporal, espiritual, mítica y mística; que le pertenece a Mia y que también es nuestra:

 

Me gusta quedarme a solas

sintiendo como la sangre me nutre de nuevas vestiduras.


A solas me pertenezco.

No hay dicotomía entre el espejo y yo.

Una vive y la otra sueña.

Juntas recordamos a un hombre.

Juntas hemos escrito estos versos.

 

Felicitaciones, Mia Gallegos Domínguez de Costa Rica, por tus versos para alcanzar la espuma, por tus claustros y confesiones elegidas, por tus reductos de sol, por los sueños y los días.

 

Ocú, 31 de enero de 2021

Día Nacional del Poeta de Costa Rica

  

VIVIR

 

Vivir, ya lo he dicho:

tener sobre las manos un fajo de papeles,

un lápiz, libros, dibujos, sueños.

 

El alma al descubierto,

vulnerable.

Estar así.  Beberse a uno mismo.

Sollozar.

Tomar el invierno para tejer

una mansión de lino.

Vigilantes los senos,

escondidos en la piel.

Vibrar.

Repasar las camisas, acomodar los sueños,

dejar en perfecta armonía los clavos de olor, la canela,

el azúcar y los aromas.

 

Dejar el alma al despoblado,

musitar pequeños versos de Sor Juana,

olvidar castigos y derrotas.

Recordar el olor de un verano en Guanacaste.

Fruncir el ceño por placer,

sonreír por malicia.

Vivir

acodada entre sombras,

aniñar los ojos

y olvidar, olvidar.

 

De Los Reductos del Sol

 

 

PSIQUE

 

Ella sueña con un hombre que la mira dormir.

No le sonríe

para no distraerlo de su contemplación.

 

La amada, de tantos sueños, duerme

y se vuelve metáfora de polvo.

Él contempla

e imagina una palabra para nombrarla.

La encierra entre su voz y la guarda para sí.

 

¿Ariadna? Él pregunta.

Ella tiembla en sus almohadas.

 

¿Psique?

Ella entonces derrama unas gotas de su lámpara de aceite.

Lo unge sobre su frente.

Lo besa y se va.

 

De El Umbral de las Horas

  

  

JAGUAR DE AGUA

 

Huracán de febrero,

Aguador entre aguas,

Arrásame con tu lengua de fuego y miel,

Déjame acompañarte entre las nubes,

Déjame escucharte en mi respiración,

Déjame reposar mis ojos en los tuyos.

 

Jaguar de agua entre las aguas,

Viento de la noche que se asoma en mi alma,

Hombre que existe solo en las mañanas naranja.

 

Hombre detrás de los muros

Déjame soñarte y esperarte,

Déjame ser contigo nube y mandarina.

 

Huracán de febrero,

Déjame acariciarte el cabello,

 ser viento trenzado en tus sienes,

Galopar en tus soles,

Nacer de tu tormenta y de tu lumbre.

 

Jaguar de agua,

Arrásame hasta ti.

Déjame ser respiración y pulso,

Enredadera y viento.

Llegar a ti.

 

De Los Reductos del Sol

  

DOLOR

 

Hoy han venido todos a mi lecho.

Todos.

Los dolores fieros,

esos,

los insoslayables como ciertas lágrimas,

esos que no tienen ni cura, ni alivio, ni consuelo.

 

Ese dolor que para otros se llama nostalgia

y para mí se llama abuelo.

 

También vinieron otros,

los que antes, ayer, hace un instante,

no tenían nombre, ni apellido

para poder nombrarlos.

 

Digo todos desde adentro,

y las siluetas se dibujan en las cuatro paredes.

 

Musito el nombre de Dios y no puedo rezarle,

porque nunca,

porque antes,

porque hace ya mucho tiempo,

ese hombre, deidad, hacedor hambriento

cruzó mi propio umbral y ya es conciencia.

 

¿A quién entonces decirle la última palabra,

la plegaria a medias,

en mitad de un llanto tranquilo, total,

sin espasmos?

 

De El Claustro Elegido

 

LA PALABRA

 

La poesía no está en la palabra.

La esencia está en lo otro,

en el tono que traiciona al poeta.

Hablo del idioma personal,

donde juntos se engarzan las nubes y el oído,

un lenguaje que apela a la miniatura y a los detalles,

a un libro que reproducimos en un verso,

a una escritura que nos viene siguiendo sin nombrarnos,

a una presencia cuyo nombre en vano

tratamos de aprehender,

y cuyo rostro nos ha mirado desde el primer nacimiento.

 

Necesito las palabras

para hallar dentro de mí la propia llave,

el interlocutor que no se presta al juego,

que no olvida,

que descifra el ajedrez traslúcido,

el de las manos que atrapan la sustancia,

el paraíso cuyo cielo aún no está fijo,

la manzana que es distinta a la que existe,

la redención de Eva en su curiosidad.

La palabra es una alusión

y nuestro intento por recordarla es

precisión,

ansiedad,

la remota piel que nos devora,

el íntimo animal,

la sangre cóncava y brutal.

 

En la palabra está la muerte perfecta

y la intuición de la otra muerte: la última.

 

Esa que de seguro abrirá la puerta del verdadero paraíso.

 

De El Claustro Elegido 

 

Mía Gallegos nació en Costa Rica en abril de 1953. Es escritora, periodista.  Sus libros de poesía:  Golpe de Albas. Los Reductos del Sol, Los Días y los Sueños, El Claustro Elegido, El Umbral de las Horas.  Cuentos y prosas poéticas: La Deslumbrada.  Ensayo:  Tras la huella de Eunice Odio. En el año 2020 se publicó una Antología de su poesía en la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia.  La Editorial Nueva York Poetry Press publicará su poemario Es polvo, es sombra es nada durante el presente año. Ha recibido numerosos premios y reconocimientos en el campo de la literatura. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, italiano y portugués. Sus poemas figuran en antologías latinoamericanas y de España. En 1985 participó en el Programa de Escritores en la ciudad de Iowa en los Estados Unidos. Ha recibido en tres ocasiones el Premio Aquileo J. Echeverría en la rama de poesía. Pertenece a la Academia Costarricense de la Lengua.

 



Compartir