19 Abr 2024

345. POESÍA CHILENA. VÍCTOR HUGO DÍAZ

-23 Nov 2021

 

LA INVENCIÓN DE LOS AMIGOS

 

Los extraños que conocemos

son cada vez más jóvenes

 

Es igual para todos, una calle lateral

batiendo los brazos a distintas velocidades

pero siempre cuesta abajo

Afluentes de una misma inundación.

 

El mendigo se sienta al lado y hace picar el cuerpo

Interrumpe el viaje con sólo tocar sus cabellos

 

La ciudad se muestra teñida al forastero

pero oculta su negra vellosidad

Siempre es mejor una vida larga llena de suturas

de espacios en blanco –cuando todo lo hecho es un error

pero un error bien hecho–

Porque nunca dejas esa casa... la casa te deja.

 

Durante la noche ensancharon la calle

En el paradero reseco bajo el sol

la sombra del camión se detiene, se orina

y deja su huella

Las antenas de televisión son una especie

casi extinta sobre los techos

Escucha el esfínter dentado de su boca, escúchalo

una fiesta sin música y mucho ritmo.

 

Al otro lado de la puerta una procesión de evangélicos

corta la luz de la tarde; hace rato que partieron

Un fuerte viento baja seco y desconocido

resistiendo a cuantos caminan

Nadie sabe cuándo vendrá la próxima ráfaga

Igual al condenado protegido y cómodo

conectado a una maquinaria que no maneja

ignorante del momento de su ejecución.

Se sienta al lado y hace picar el cuerpo

 

El tañir de la botella desechable en la pisadera nos distrae

 

A su edad sólo pensaba en cama y sábanas limpias:

cosas que suceden en el momento justo.

 

Se movía en la cabeza como un balazo

siguiendo el rastro de la noche anterior

 

la ruta de desperdicios sobre la alfombra.

 

De Lugares de uso (2000)

 

 

LOS ALLEGADOS

 

Tú eres culpable del contagio

Deja que muera tranquila la víctima

cojo del pecho, cuando la ex prótesis

descansa en las vitrinas de la multitud

a pesar de las advertencias

 

El día cae encima cuando se piensa rápido

como las estaciones sin saber de dónde vino

sin moverse, dónde la viste

 

dentro del infectado nada se mueve.

 

¿Conoces el olor de una huelga de hambre;

golpes de martillo dos pisos más arriba

o el latir de un corazón apoyado en la mesa

hacen vibrar el único recipiente con líquido

 

Vejez y juventud se clasifican por olor

no por frescura. Se reconoce en las náuseas:

abuela torturada saliendo del baño

olor que deja el cáncer o la electricidad

entre las piernas

 

Los síntomas dejaron marcas

en el barro afuera del edificio en construcción

Huellas de neumáticos que se entrecruzan

borrándose unas a otras

dando cuenta de lo que fue el trabajo

                                               y un día de ganancias

 

Sólo recibe llamadas y espera la sentencia

Guarda fotos de perros, no de hombres ni lugares

Llena la garganta de palpitaciones

casi invisibles como el rastro

que dejan los pájaros en su paso por el aire

sin humedad, frutos secos, piel que cubre los nudillos

a la velocidad del sudor cayendo por la frente

durante el miedo

 

Sí, tú eres el culpable del contagio

Ave de caza esquizo que propaga la enfermedad

Víctima y verdugo que abrió la puerta a los roedores

permitiendo que se reproduzcan

El que mató a su familia

o la abandonó en el desierto de la pobreza

 

un mensaje cifrado en goteras de tormenta

lágrimas irregulares y tartamudas.

 

Reparte los naipes

                                -Tecnología de baja obsesión

Coronas o plantas de invernadero

que evitan marchitarse bebiendo por la herida

y envidiando longevidad a las flores de plástico

 

Sólo recibe llamadas o se gasta las monedas

igual no hay nadie; amor anal, labios heridos

de fábrica o las suelas gastadas

de una canción antigua italiana

al otro lado de la pista de baile.

 

La bolsa de basura les habla. Ella  les cuenta su historia

por el tajo donde los jirones de papel

agitan sus lenguas al viento

 

Un paso sigue al otro

                               brota el pasto

champas de pendejos verdes entre las grietas

 

Sólo querían inaugurar su nueva casa.

 

 

De falta, 2007

 

 

SE DEJAN GANAR

 

El último de estos días Feriados

es una escalera mecánica, pública

que va de subida

que sólo sube

donde la entrada se cobra al llegar.

 

Hoy se ha paseado dos veces por la cuadra

de esquina a esquina preguntando por brillo

el brillo de un día nuevo, pero del bueno

qué tanto, uno envasado ¿qué tiene?

¿quién tiene?

Sólo una dosis pequeña para cuando la cosa no va

y no se provoca generosidad en una Población

donde se anda perdido

o cuando se aprende un nuevo estatuto en la cama

y la Ley antigua se olvida.

 

La pareja de ciegos con hijos

lo consumen siempre, todos los días

brilla, pero ellos no lo ven

porque nunca se han visto pero se conocen

 

cada parte de sus cuerpos es un color.

 

A otros, les retiran las sobras

desde la mesa del restorán chino

mientras hablan como si no supieran, así se conoce

sin preguntar a dónde van

esos desperdicios que brillan.

 

La otra forma              es no querer ver

y taparse los ojos con la mano

 

pero con los dedos entreabiertos.

 

 

ANTES DE LA AUTOPSIA

 

El carroñero la saborea cuando quiere

ahora que el aire no vale nada

 

nunca sabrá cómo brilla de verdad.

 

Como esos tipos con suerte

que encontraron el cadáver de Marilyn

 

que palparon su textura

                          recién endurecida, helada

que recorrieron sus extremidades

y donde se reúnen.

 

Ninguno antes tuvo tanta impunidad

para conocer ese cuerpo y clasificarlo.

 

Se quedan fríos, temiendo a todas las veces

en que la imaginaban desnuda, pero tibia.

 

Ahora se sigue el procedimiento

                                                   ahora

ahora que no brilla.

 

De Hechiza (2015)

 

 

LIBRERÍA QUEMADA

 

Los recuerdos como los libros

se pueden ordenar en estantes y repisas

clasificarlos por tema, por edad, por dolor.

 

Primeras ediciones que quedaron impresas

con lágrimas

mentiras, colores y sonrisas.

 

Con el paso de los capítulos

las voces y los personajes han ido cambiando

sucedió en tan poco tiempo

como un silencio hablado a señas

o las últimas palabras del muerto

dirigidas a un vivo que acaba de nacer.

 

El acuario estaba lleno de agua esa noche

                                                  pero seco de peces

donde sólo se escuchaba el ruido áspero

que hace el dinero al ser contado.

 

No pudo escapar del incendio

 

Así lo encontraron, nada en las manos

                            ningún recuerdo

sólo cenizas y dinero quemado.

 

De Lo puro puesto (2018)

 

Víctor Hugo Díaz nació en Santiago de Chile en 1965. Ha publicado “La comarca de senos caídos” en 1987, “Doble vida” en 1989, “Lugares de uso” en 2000, “No tocar” en 2003, “falta” en 2007, “Antología de baja pureza (1987-2013)”, México, 2013, “Hechiza, poemas anticipados”, México, 2015, en “Antología de la Poesía Chilena del Siglo XX” Ediciones Vitruvio, España, 2016 y “Lo puro puesto”, Chile, 2018. En 1988 obtuvo la primera Beca de Creación Taller Pablo Neruda. El año 2004 ganó el Premio Pablo Neruda en su Centenario, por trayectoria poética, otorgado por la Fundación del mismo nombre. Sus poemas han sido publicados en diversas revistas y antologías, además cuenta con numerosos trabajos críticos acerca de su obra. 

 



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