20 Abr 2024

381. POESÍA SALVADOREÑA. KENNY RODRÍGUEZ

-19 Feb 2022

 

1 DE MAYO

 

Saliva salpicando el saludo

sus labios temblones sobre la mejía

sus ojos eternos penetrantes

fue todo tan simple

como extender una mano y sonreír.

 

Su saliva en cambio

se fue viajando desde el rostro

aumentando densidad entre los senos

el desvelo haciendo de las suyas

la saliva deslizando sosiega

reproduciendo sensaciones

había que desayunar y ganar fuerzas.

 

Su saliva entretenida entre alimentos

degustando el nervio justo

la calma en desbandada hace miles de minutos

su boca sonriente invita al beso.

 

Su saliva desciende

hurga el ombligo y se resbala

palpando la mohosa hendidura del deseo

labios carnosos que desatan todas sus amaras

dientes filosos que vulneran y acarician.

 

Todas las inconsistencias

rodando saliva dulce

hacia la entrega.

 

 

7 DE MAYO

 

Amaneció mi aliento entre sus piernas

recorriendo hondonadas

verdes manantiales a mi paso

salobres moluscos serpenteando

esencia agridulce en la punta de la lengua.

 

Su vulva en mis dedos despertando

agudo alarido anhelante

que me clama

que me urge

que me engulle.

 

Hace tantas noches

no amanecía la vida

en la boca de un orgasmo.

 

 

NO SE CONECTA EL CORAZÓN

en el entramado de las calles

donde el simulacro de alegría

va exiliando la certeza

de saberme en tus acciones

equivocadas o no

nuestras manos imaginan nudos

en que habitan los desaciertos

donde fecunda el miedo

al sentimiento vacío en el estómago

que te clava la ausencia

que te araña la vida

que va llenando la lágrima.

 

No es el momento propicio

no hay en ninguno de los flancos

una brizna de esperanza

sencillamente el dolor

atragantándose tu cuerpo

es el dueño del espacio.

 

     

                            a K.R.

 

CUARENTA Y TANTOS AÑOS EN UN CRÁNEO

que ha dolido hasta saciar su cuota de espanto

corro tras los escombros de un tiempo que no fue mejor

que este perverso día en que no quiero más

que tirarme panza arriba al sol

y dedicarme veinticuatro horas

a llorar los llantos contenidos

en el esplendor de mi sonrisa

me duelo y me desvisto

para celebrarme.

 

Tantas pieles en mi bruno

descoloriéndome

conjugando mis mentiras y verdades

urgida de amargas tempestades para izar

el estandarte multicolor de tu sonrisa

colgarme insistentemente

de un tiempo que engendra catacumbas

entre mis deseos

me lloro y me desangro

para celebrarme.

 

No

No voy a olvidarme de mí

No voy a volver a mí

No voy a llenarme de mí

No voy a huir de mí

No voy anestesiarme

la impostura es mi estigma

necesito un solo instante para abdicar

de tanta mierda

me hundo y muero

para celebrarme.

 

Muchas veces la madrugada

se confunde

me abrasan hordas cómplices

no hay un lado del lecho donde esté a salvo de mí

y todas las inconsistencias juntas se disparan

sería bueno amanecer un día de estos

muerta de amor

y no de hastío

solo para celebrarme.

 

 

II

 

¡Sí! tiene toda la razón

no marco los ritmos ni lo intento

apenas subo bajo ondulo serpenteo

emociones y letras transforman

cualquier extraña tiranía

que pretenda constreñirme.

 

¡Sí! tiene toda la razón

emancipada en la esquina

de todos los valeverguismos

me vivo cagando de la risa….

 

 

NO EVADO LA EMBOSCADA

de tu nombre

que expropia mis clases,

rompe el inventario

de mi calma,

hipoteca coordenadas

y hemisferios a tu espera.

 

Te veo,

congestiona el corazón,

se iluminan todas las alquimias

de la historia,

mis pupilas

no dan abasto,

y no importa si es de mañanita,

si nos atrapa la noche,

viéndonos

abrazándonos

a tu sonrisa y a mí.

 

 

A Leonora.

 

LOS DÍAS VAGAN ENTRE MIS ANHELOS

y mis letras viajan hacia vos

sin que te des cuenta

se desnudan en tu nombre

y garabatean esperanzas

que guardo en el baúl del corazón.

 

El tiempo es mi aliado

y mi enemigo

te acerca y te aleja a su antojo

y el tropel en mi sangre

despierta con tu imagen

que amanece y anochece

sobre mi almohada

a mi costado.

 

No sé qué hacer

no sé qué deshacer

para atrapar la realidad…

o dejar que el amor

instale vendavales

en tus labios.

 

 

HOY TE VI

desde el recuerdo

con tu risa terriblemente coqueta

en aquel ventanal de Filosofía

con tus insolentes ganas

de robarte mi tiempo

para conjugarlo en tu presente

con tus manías

—que resultaron perecederas para mí—

de conjugar mi sangre

en las dulces batallas de la piel

cambiándoles adjetivos a mis problemas

hasta convertirlos en tuyos.

 

Una quizá valora

—como yo en aquel momento—

que el amor no lo llena todo

no lo soporta todo

no subvierte los miedos

y sin embargo

una se atreve a tener fe

atasca las compuertas

clausura desencuentros

cierra filas

se eleva cual piscucha

y no encuentra límites en el firmamento.

 

Luego una desciende

—viste—

y empieza a verse desde afuera,

mientras aterriza

se descubre estigmas profundos

arquetipos que busca romper

bestias concupiscentes

e intenta no estrellarse

en el esfuerzo de sobrevivir.

 

Después una pasa revista

—como un absurdo recuento—

y se lanza a las calles

proclamando en nombre propio

que hay motivos y espacios suficientes

para existir.

 

Lo que evidentemente una ignora

—como yo hasta hoy—

es que los ayeres asaltan

más cerquita que llegando a la esquina

apuñalan de frente

minan el paso hacia el mañana

y te golpean las neuronas

porque el sentimiento

—entiéndase amor—

una prefiere empaquetarlo

entre viejas tuzas y algodones

y lanzarlo debajo de la cama

al último rincón de algún

raído ropero de atrás de la vida

para no topárselo ni por accidente.

 

Y entonces una se sienta a escuchar la madrugada

que hablando desde mis manos

—trillado el tema o no—

se interna en el dolor,

escribe y escribe

tratando de ignorar

que esta ausencia lacerante

es simplemente la soledad

que tu sonrisa rompió

en aquel principio.

 

En este punto es muy posible

que me fume las amarras

y se detenga la anestesia

—algunos minutos—

entonces siento en primera persona

y lucho ferozmente contra mí

me desquicio en el suplicio

de no llegar hasta tu oído

a contarte todas esas barbaridades

que esconde el corazón

y que en estas edades

—propiamente tuyas—

cansan, hastían y sofocan.

 

Menos mal

que una tiene el privilegio

de sacarse estas cosas

en compañía de las letras

y tirarlas

—si a una le parece—

al cesto de la basura

para conectarse nuevamente

la hipócrita dosis de calma

—sin molestarte—.

 

 

Kenny Rodríguez (El Salvador). Poeta, abogada. Egresada de la Maestría en Estudios de la Cultura Centroamericana. Perteneció a los talleres literarios, “Shilut” de la Ciudad de Quezaltepeque y Xibálba. Ha recibido distinciones por su poesía en Juegos Florales Nacionales y certámenes universitarios. Ex presa política, su testimonio está incluido en el libro “Tomamos la Palabra”. Mujeres en la guerra civil salvadoreña (1989—1992). Ha publicado Cuarto Creciente, Cárcel de Mujeres, Libro Secreto, Concierto para Eva I y II y Una mujer cuelga del calendario.  

 

 



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