24 Abr 2024

436. POESÍA MEXICANA. MAXIMILIANO CID DEL PRADO

-26 Jun 2022

 

DE SUS MANOS SALÍA EL PAN

para poblar la tierra.

Apenas el sol brota y, al igual que la miel,

nos endulza al instante.

 

¿Es un espejo o es el mar lo que hay en sus labios?

 

Besa el gorjeo de las aves

y habla como un panal de abejas.

Pájaros de otro reino galopan,

la aurora pasa.

 

Han abierto camino las mariposas,

las yeguas se inclinan dentro de su vientre.

Tu cuerpo al interior me llama:

—El amor está aquí.

Me dice.

 

 

STALKER

 

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es parecido a sostener un ave

y palpitar, los dos,

un segundo más de vida.

 

Si la capacidad de almacenamiento

se mide en dígitos binarios entre el uno y la nada,

¿será esta milésima parte del reino de la información

suficiente para recordar lo vivido? 

¿Su progreso es mi progreso

y su exponente mi exponente?

 

Tenemos que ser agradecidos con las dicotomías, hermanos,

con el 0 y el 1,

el blanco y el negro,

o la capacidad efectiva/afectiva

de representación del bitio en tu imagen-filtro-533 ♡

que permitió esta descarga anónima:

 

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HAGIOGRAFÍA

 

Contaba mi abuela que su padre

carecía de manos.

Peleaba y esculpía con la misma intensidad.

 

Había nacido con un muñón en lugar de diestra

y bajo las vías de un ferrocarril perdió la otra

en un siniestro encuentro con la muerte.

 

Trabajaba como escultor de arte sacro.

Alimentaba a sus hijos con el santoral.

Procuraba las fiestas hasta el siguiente día.

 

Algún periódico de la época habló de él,

de su paso por San Carlos y su cortesana habilidad

para afianzar clériga pensión sin ir a misa.

 

Mientras escribo este poema,

veo los libros sacros,

el Niño Dios y la cabeza de un arcángel asomarse.

 

Por un misterio que no alcanzo a revelar,

de pronto me santiguo (sin ser creyente)

por este superávit de gracia acumulada.

 

 

SUJETO DEL VERBO IMAGINAR

 

Este principio es general
aplica a fuegos de combustibles sólidos
que producen estallidos
y forman brasas incandescentes.
QUÍMICA DEL INCENDIO

 

Qué ciudad fundarás

cuando el sueño te sueñe en el ensueño,

¡oh, Bachelard!

 

¿Por dónde andará tu voz

desencajada, desencantada

del peregrinaje absurdo?

 

Del sueño al aire

y a la putrefacción.

Oxígeno e hidrógeno

de un mismo helio.

Todo vertido y bien mezclado

en el incendio insomne.

 

Tiempo-peregrinaje

en la espesa llama ensombrecida.

Brasa que abraza la tierra

en la materia ardiente.

 

Del incendio a la condensación:

a la geométrica métrica del sólido platónico.

Arenisca, cuarcita, granito, mármol.

 

De la condensación al aire, Bachelard.

En el brillo de la roca:

ciudades de aire, luz y tiempo.

 

Tu nombre, número sonoro.

Ser hombre-verso

en tu ciudad imaginaria

en tu palabra-profecía

ávida de realidades.

 

 

EL SUEÑO DEL HÉROE

 

Sueña el rey que es rey, y vive

CALDERÓN DE LA BARCA

 

¡Oídos sordos, escuchen el cantar del mundo!

Sobre todas las costas sonará la voz que llama

la que canta en la encrucijada, en la verdad.

 

Todos los pueblos alaben al dador del sueño,

al unísono canten, hombres, canten:

Todos los siglos, todas las eras, todos los tiempos

se plasman en este presente.

Los amplios muelles del gran puerto

dicen adiós, al barco que navega.

Odiseo canta a la noche

por un hombre que sueña soñando

al conocedor de los límites del firmamento.

 

En mi viaje de hombre mar,

vi nombrar a lo que existe,

vi a un hombre descansar

al abrigo del ala de un ave bicéfala

que espera a ser coronada en pleno vuelo.

 

Encontré a Alejandro soñando

con un viejo poeta que cantaba:

“Hay una isla en el mar turbulento”.

En el mar turbulento hay una isla,

en la isla un hombre,

en el hombre una palabra,

en una palabra el Mundo.

 

¿Quién ha puesto la medida del abismo

para contener a las aguas de las aguas?

¿Quién ha dado la boca al hombre

para saber nombrar lo que no existe,

para dar nombre a toda creatura?

 

Arriba en el cielo

y abajo en la tierra

toda ave que canta

y todo animal que se arrastra,

todo, cantor, te será para comer.

 

Después vi a Constantino flotando en el Jordán,

mirando al Sol invicto tirar de sus caballos

dejándose morir en occidente.

 

Y en la muerte de Helios,

en el séptimo día,

vi nacer a los hombres

de la pluma de una serpiente que canta,

reflejada en un lago que hierve,

en un espejo humeante

donde un dios sueña

a un hombre que se sueña soñando.

 

Todos los siglos, todas las eras, todos los tiempos

dicen adiós al barco que navega,

dicen a Dios: “Señor dador del sueño”.

Sobre todas las costas sonará la voz que llama

la que canta en la encrucijada, en la verdad.

¡Oídos sordos, escuchen el cantar del mundo!

 

Maximiliano Cid del Prado (México)  Lic. en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM. Ganador de los IX Premios Deza de Poesía (Toledo, España). Finalista del concurso internacional de poesía “Castello Di Duino” (Italia). Director editorial de Revista Literaria Taller Ígitur. Gestor de Crítica y Pensamiento en México y del Encuentro Nacional de Poesía "Diótima". Fundador y director de la Congregación Literaria de la CDMX.  Miembro del PEN Club México.

 



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