31 May 2023

48. POESÍA ESPAÑOLA. ÁNGELA ÁLVAREZ SÁEZ

-25 Ago 2022

 

EL PARTO

 

A partir de aquí

romperemos los lazos visibles.

Mi cuerpo sobre la camilla

atraviesa un sendero blanco

de pestañas. Tu cuerpo con la vida

pendiendo del resultado

de un test de Apgar

no puede sentir el tacto

de mi piel, ni el recorrido de la noche

apaciguando la sed de sangre

que nos mutila el corazón.

Con un hilo de cordura,

apagada por la anestesia,

te llamo y el ruego

se torna en la oración

más serena, clara.

Luego cojo entre mis manos

el útero y lo exhibo, impúdica,

desafiando los límites de la entrega.

 

De La estación de las Moras

Premio Carmen Conde, Torremozas (2017)

 

 

Madre, los almendros están en flor.

Esta mañana, mientras paseaba con mis hijas

hemos visto su explosión blanca y rosa.

Luego, los caballos han pateado

las flores en el barro de los adoquines.

Madre, cuando no estemos, los almendros

seguirán con su movimiento hacia el día.  

Y las mujeres parirán insomnes.

Madre, he oído los gritos

blancos de esas mujeres.

Madre, he dejado a sus bebés

dormidos sobre sus vientres.

Algún día un mar de lápidas

vendrá por nosotros.

Los almendros seguirán en flor

y no tendremos ojos para verlos.

 

                                       De Hijos de Eva, Bajamar Ediciones (2021)

 

 

Mamá dice que de bebé me dejaba

llorar en la cuna. Escuece el llanto

como músculo. Mi llanto de bisturí

desgaja las articulaciones

de papá y de mamá. Y yo, expuesta,

me duermo como un himno gigante.

Mamá no viene y la cuna

es el cuerpo del sapo.

 

                                                   De El hijo culebra, InLimbo2020)

 

 

Mi cuerpo es una trinchera

levantada sobre monitores de oxígeno. 

Me dan pastillas rojas por la mañana.

Me dan pastillas azules por la noche.

He tenido pesadillas con niños 

que crecen deformes por las copas

de los árboles. 

Las placas muestran una mancha

de petróleo que se extiende

por mi pecho. 

Hoy han venido las enfermeras 

con mascarillas y guantes

y me han dejado una hoja para firmar

mi consentimiento de muerte. 

Su baile de máscaras ha dejado 

mi cuerpo lívido con úlceras

que se abren como bocas.

La tarde se expande

por las ventanas del hospital

como un tsunami de luz.

Mis hijos no pueden venir a verme.

No pueden coger mi mano.

No puedo recibir su corazón en mi puño.

La neumonía ha quebrado las ramas 

de mis pulmones septuagenarios.

Tengo a mis bebés recién nacidos 

bebiendo la leche agria de mi pecho.

Tengo a mis padres muertos

dando golpes contra mi conciencia.

Mis manos planchan el blanco

de mi vestido de boda

como un conjuro de paz.

Estoy sola. Aislada en una habitación

con los ojos de la nieve trepando

por el rojo de la sangre que escupo. 

Tengo miedo de morir esta noche 

y no encontrar el camino

correcto para marcharme.

 

Inédito (Marzo, 2020)

 

 

El musgo crece en el silencio

como si escribir fuera

despojarse de jinetes.

Ajena a mi dicción

ha nacido una frontera galopante.

Estos son los dominios de la lógica.

Donde el poema se abre

                                       brutal

en un espacio sostenido.

 

De “La tierra más frágil”, Catorcebis (2017)

 

  

No decir que te recuerdo en este paisaje frágil que dejaron los hijos. No decir, porque sería inexacto. Un decir débil. Hallar el acorde con el que tatuar el vértigo. No decir. Rodear las palabras. Rodear el poema. Llegar al epicentro del dolor y alumbrar su fósil.

 

De Palabra vegetal,

Premio Blas de Otero, Devenir (2018)

 

Ángela Álvarez Sáez (Madrid, 1981). Licenciada en Derecho y abogada. Obtuvo una beca de creación literaria en la Fundación Antonio Gala (cuarta promoción, 2005). Ha publicado catorce poemarios, seis de ellos premiados en certámenes internacionales, entre los que destacan: La torre de las tortugas (Premio Antonio Carvajal, Hiperión, 2006), La estación de las Moras (Premio Carmen Conde, Torremozas, 2017), Libro de la nieve (Certamen María del Villar, 2017), La casa salvaje (Premio León Felipe, Celya, 2019), Palabra vegetal (Premio Blas de Otero, Devenir, 2018), El hijo culebra (Inlimbo, 2020) y Los ritos familiares (Lastura, 2022). En marzo de 2022 ha publicado su primer libro en prosa, Los bosques violentos (Las migas también son pan). Ha obtenido varios premios literarios, entre ellos, Luis Rosales y Café de Oriente. Ha participado en revistas literarias, antologías y en el Festival Internacional de poesía de Buenos Aires 2021. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés y chino.


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