POEMA DE NYC ABIERTA (2021)
Nuevamente
un ojo abierto y la sonrisa que vislumbra
en este bosque de máscaras, en las penumbras
y el latir incipiente de los faroles,
abre tus brazos y déjame entrar.
Mis ojos hechos rostros tras las cubiertas,
miradas abiertas de carnaval cómplice
acelerado
intenso en el silencio de los
colores que transmutan las líneas hasta explotar
en tu concreto.
Miradas peregrinas, pasos, voces y la efusión de labios escondidos esta noche,
la noche que ha abierto NYC
como canto de sirena
que entrelaza sus deseos al aroma de los pasos
vibrantes como la música que inunda hasta los pulmones.
NYC abierta: La luz roja contra los humos y las siluetas,
los sueños en las cornisas, el deseo del neón en la piel,
la oscuridad exuberante.
Los chicos corren por tus calles con los cabellos al aire,
ávidos del sabor del concreto que engendra todas las efervescencias.
Otra vez NYC, nuevamente las voces, los aromas perdidos en la memoria,
los laberintos y las imágenes que rasgan estos sueños
que te buscaban en las tinieblas,
que te anhelaban en cada nota musical, en cada rayo
de atardecer silencioso,
de concreto orgánico
de escalones tibios de piel,
de voces transparentes.
Otra vez NYC abierta como fauces
como entrada sutil
y llena de promesas.
Tu aleteo de ave Fenix envuelve al mundo.l
CIUDAD JUNTO AL MAR
Hay una ciudad junto al mar,
su sabor salino se tiñe de hojas húmedas,
su color desteñido, la flor que irrumpe en la neblina,
sus pistilos bajo la suela de los zapatos.
Una ciudad que huele a las escamas de
sueños y a olas de pez esquivo.
Ciudad de labellos y ojos de sirena hambrienta,
ciudad que late la celeridad de sus mujeres
y sus miradas que alimentan remolinos,
amor en sus labios misteriosos.
Esa ciudad maldita y sagrada a la vez
a la que ofrezco un par de lágrimas cada vez que la
dejo, a la que arrojo esquirlas
de mi alma cada vez que duermo su ruido,
esa costra de cemento que engulló
la fuerza de mis pisadas,
que tiene el perfecto color de la desazón
y de la vida anterior.
Hay una ciudad junto al mar,
y cada noche traza una cinta de pensamientos
y deseos que cruzan desde mis extremos,
hasta sus coordenadas lúdicas.
Una ciudad que ya no me espera,
pero tiene tanto de mí, de mis ganas y cansancios.
La ciudad que engulló el encuentro de la piel,
del lápiz contra el papel, del plástico
contra los anhelos y del valor inestable
de un dinero que arrojábamos
como conchas de mar en las veredas.
Una ciudad que latió mis versos miopes
y me soltó con el dolor con el que se pare,
con el que se resuella,
una ciudad, en fin, una costra de recuerdos.
ESPEJO
La vi aquella noche de luna silenciosa.
Se parecía tanto a mí que
me daba miedo.
Su voz, su forma de andar, sus cabellos.
Toda magia tiene su precio, todo precio esconde
la magia esencial vuelta palabras.
Sus ojos también eran mis ojos…
La dejé ir por la Plaza Nueva,
como se dejan ir
las idea y los deseos.
NEÓN Y NOCHE
La inundación empieza con la lluvia triste
e impersonal, que empaña mis anteojos
y me limpia de una vez por todas,
lava mis señas, moja mis botas,
me hace toser, me enfría.
La señal de las espinas ya no existe,
mi cuerpo es un objeto con dirección
a lo largo de Rue Dunkerque
y su vehemencia se vislumbra entre
farmacias y sex shops que iluminan
esta noche y esta sombras.
Mis sueños se transformaron en lagos,
en charcos inmensos donde se ahogan mis palabras.
He decidido seguir la ruta
de todos aquellos acertijos,
el mapa de los riachuelos urbanos,
la línea absurda de sus goteras.
y mi cabello cambia de azul a verde neón.
Mi tez en los espacios muertos, vuelve a ser una sombra.
Si todo fuera distinto
y la ternura no sólo se pudiera imprimir en papel,
entonces llevaría el latir de tu sangre sobre mi mano,
y así esta lluvia no se volvería
un limpia memorias;
no caería sucia y helada sobre
esta noche de bocas cerradas.
Avanzo y la ciudad me engulle con destreza.
AVENIDA
Su lengua guarda el sabor impalpable de las mariposas,
alas límpidas
que aletean inocentes en verano.
Nadie lo sabe,
su presencia gris no irrumpe el panorama,
porque Lima es gris también
y su cuerpo no es distinto de tantos otros rechazados
que deambulan por sus calles
en perdición.
Nadie ha notado
su andar de diosa incomprendida que
desaparece entre los autos.
Su voz, una cascada que adorna el ruido visceral de la mañana.
Asfalto transitado, miles de historias
que lo cruzan para garabatear el destino.
Y sólo ella intuye que su punto de equilibrio
corresponde al determinado por cierto
dedo ulterior…
Pero nadie se detiene a oírle, porque
es tarde y los sueños son para la noche.
Su sonrisa, un hueco impredecible:
Ella ya no guarda un nombre pero sí varios acertijos,
como el que susurran sus labios rojos manchados de rouge
barato e incandescente.
Su cuerpo antiguo que fue exquisito
nació al morir la espuma, como reflejo garabateado
del smog, musa del cemento.
Su belleza se esconde tras los pelos,
su cabello reseco y enredado,
su cabello, todo un cuerpo.
Hija y amante de un dios incomprendido,
al reinventarse obtuvo el don de hablar con los famélicos,
y acuden a su diestra perros, gatos, uno que otro hombre de ojos
desvelados.
Y todos, a su turno, se acurrucan en su pecho flácido,
duermen arrullados por esa arritmia de
su corazón galopante en otras eras.
En las noches de luna, bajo la lluvia mezquina y rala
de la ciudad que la acoge y la arrulla,
es cuando emerge,
cuando llora la irracionalidad de su existencia.
Pero es ella la diosa,
valiente, voluptuosa por opción propia.
Sus cabellos negros y asidos fuertes al cráneo como víboras míticas,
su voz ensangrentada, herida como el sol que desfallece,
su ganas de arrasar con todo
su voz incandescente
sus sueños
y sus pies de diosa infame pisan los charcos de la avenida Faucett.
Rocío Uchofen (Lima, Perú) escritora, poeta y promotora cultural. Finalista del premio FILLT de testimonio (TUFTS University 2020) con “Bay Ridge”. El mismo año organizó dos antologías: Intervalos: 12 narradoras peruanas y Staten Island mi historia/Staten Island my story, ésta última gracias a un incentivo del Departamento de Asuntos Culturales de la ciudad de Nueva York (DCA). En el 2021 publicó la antología bilingüe “Todos podemos escribir un cuento”; el libro de prosa poética Staten Island personal/Personal Staten Island; el libro de cuentos La irrealidad y sus escombros. Ha publicado los poemarios Liturgias Clandestinas, El Oscuro laberinto de los sueños y Geometría de la Urbe; los libros de cuentos Odalia y otros sin esquina y En algún lugar del laberinto. Dirige el webzine Híbrido Literario desde el 2002. Desde el 2017 tiene un programa cultural llamado Híbrido Literario en Maker Park Radio, Staten Island, Nueva York.