21 Mar 2023

69. UNA CONFESIÓN VITAL. CUADERNOS DE PATOLOGÍA HUMANA DE ORLANDO MONDRAGÓN

-12 Dic 2022

 

UNA CONFESIÓN VITAL: CUADERNOS DE PATOLOGÍA HUMANA (2022) DE ORLANDO MONDRAGÓN

 

Francisco José Casado Pérez

 

En la necesidad humana por narrar, hay cierta acepción sobre que lo dicho, más que una historia, llega a tratarse de una confesión. A diferencia del sentido religioso y etimológico, esta no se limita exclusivamente al tratamiento pre y postoperatorio a la expiación de alguna culpa; atiende, mejor dicho, la extirpación de espinas anómalas que se eventualmente se clavaron en alguna parte del espíritu, a milímetros de perforar irremediablemente una arteria principal del ánimo. Escribir para apaciguar penas: un hechizo de extracción de memoria al cual volver en otro momento, como hiciera entonces el Profesor Dumbledore con el pensadero privado en su oficina.

En este el caso de la no ficción, los cuadernos (bitácora, diario, libreta, agenda, o como se elija bautizarlos), físicos o digitales, han sido durante siglos uno de los dispositivos, apéndices, prótesis (como se guste verlos) inherentes donde se mantienen en cautiverio indistintas cavilaciones e ideas que atraviesan el día a día, especialmente las especie más exótica y peligrosa de las experiencias que se plasman si ningún tipo de miramiento, por el simple hecho de que son así; no tiene sentido matizarlas con filigranas, metáforas o nombres clave para que solo unos pocos logren comprender. Eso ya no es posible gracias a que la reciente manera de concebir la libertad de expresión, junto con las altas revoluciones con que hoy transita la información entre los sentidos y los dispositivos, han hecho que tanto quien escribe como quien lee ya no puede, ni debe, ser engañado: el caudal de la cotidianidad exige que lo leído/escrito debe estar en síntesis inmediata.

Crisis que para la poesía, en especial la mexicana, ha implicado un atolladero donde la única salida es, en contra de lo que pueda parecer, redoblar esfuerzos y distanciar la teoría/técnica del nido hecho entre las visiones y costumbres del siglo XIX de los 40-50’s del siglo XX. No es que hoy estén mal, fueron un producto de su tiempo, hecho que a su vez es el problema y la solución: ya no es el siglo XIX ni mediados del siglo XX. Como dijera Ron Weasley sobre las tarjetas coleccionables: No creerás que se va a pasar ahí todo el día, ¿o sí? La poesía no está quieta, hay que esperar pacientes a que vuelva a mostrarse y en cada oportunidad aprehender algún rasgo en la mente y de ahí a la mano y de ahí al papel. Insisto, sin ánimos de conflicto, la posibilidad de volver a las bases, pero desde una óptica crítica se encontrará lo que falta por decirse; lo que necesita ser dicho a la manera de hoy. Tal es el caso de Cuadernos de patología humana (2022), de Orlando Mondragón, XXXIV ganador del premio homónimo de la Fundación Loewe, de España.

Resalta por obvio que el texto se encarrila sobre la enfermedad y la muerte, no obstante, el tratamiento que ofrece Orlando, a pesar de lo usual se presenta revelador. La poesía no tiene gobierno, acude a cualquiera con la disposición de oírla; prueba inequívoca en distintas esferas de las actividades humanas, como la medicina, profesión que Orlando ejerce igual que otrora hiciera Elías Nandino (1900-1993), además del grueso patrimonial poético donde se encuentran abogados, químicos, arquitectos, religiosos, entre otras profesiones. El hecho del ser poeta como labor complementaria, aporta una sana distancia frente al vórtice, más no su total emancipación. Es más una herramienta que junto a la necesidad actual de escrituras/lecturas más sintéticas, pone a disposición de una opción equilibrada sin desligarse de los atributos fundamentales de la poesía: ritmo, musicalidad y un contenido estético conmovedor, en todo el sentido de la palabra y el espectro emocional.

 

Le tomo la mano a mi enfermo

Para saber que sigo vivo.

 

Ha muerto unos instantes

después de que mis manos

buscaran despertar su sangre.

Oscuras turbulencias

revolvían su pecho.

Su vida coagulada

detenía el oxígeno.

 

No funcionó.

 

Su corazón ya no podía hablar,

tartamudeaba.

 

Dentro de las costillas,

un ritmo incompatible, atropellado,

un código sin traducción.

 

Le tomo la mano a mi enfermo

sin que los otros miren.

 

El monitor de pulso

sigue chillando con su alarma.

Una enfermera lo apaga. Silencio.

(Mondragón, 2022, págs. 9-10)

 

En unas cuantas palabras, sumamente precisas, de lenguaje neutral y cotidiano, Orlando estruja el pulso, poniéndose a sí mismo y al lector frente a frente con la muerte, sin más. A lo largo de las páginas, deja entrever que no hay otra manera para decir morir que morir, así como enfermedad y enfermo. Evitar decirlo como es podría incluso resultar antiético porque no hay razón en intentar matizaras, como sucede de pronto con otros estados de ánimo conocidos. Se debe decir tal y como es porque es la mejor manera de aceptar la situación; es lo más sano, para uno como con los otros, ya que de pronto uno no se siente que está completamente solo.

 

Escribo para que el tiempo

realice el inventario

de los hechos.

24 de octubre.

Tengo un niño que nació

muerto en mis brazos.

La madre no quiere cargarlo.

¿Dónde lo pongo? (Ibíd., p. 24)

 

En entrevista con Carlos A. Cruz (1984), Elías Nandino comentó: “Pido sinceridad a la juventud y que quien no sea poeta, no escriba y quien se sienta poeta, que lo demuestre.” (Bustamante, 2009, 132) Sin determinar, el poeta (a mi parecer) dejó una invitación abierta a reescribir, para este momento y quizá a cada instante ¿qué es/puede/debe ser poesía?, así como quién y de qué manera. Esto sale a colación debido a que si bien Nandino, como médico ocupó su propio cuerpo como catalizador de las experiencias de la enfermedad y muerte de sus pacientes, pero debido a las circunstancias en su época, aún limitada en la manera del recato y cierto barroquismo en los modales, apenas rasgó la superficie. Situación que con el tiempo habría de disolverse al paso de otros poetas que hicieron espacio en su voz a la crudeza a ambos lados de las camillas: Margarita Paz Paredes, Sergio Loo, Gottfried Benn, William Carlos Williams, Isla Correyero, María Auxiliadora Álvarez, por nombrar a algunos.

 

Preguntaste qué significa

la aguja,

cuál era el origen

del dolor.

 

Pero el dolor

no requiere de una herida.

 

La enfermedad no enseña,

no es un instrumento de castigo.

Existe

sin dirección,

sin propósito.

 

Es apenas la sombra

a la que damos sentido,

antes que el dedo del azar

jugando

nos aplaste. (Ibíd., p. 44)

 

Christina Rivera Garza comenta: “Un libro, que es dos libros incluyendo a su contrario, siempre hallará la manera de quedarse en el lugar más incómodo del cuerpo.” (2021, 41), mantra que bien ha permeado en Cuadernos de patología humana, al ser parte memoria de la silenciosa vida del personal que labora en el sector salud; las palabras de Orlando dan un poco más de sentido a lo que no podrías entender de la profesión galena: el rojo, las pulsiones, suspiros: palabras de un lenguaje nativo de la frontera entre la vida y la muerte.

Cuadernos… se  alinea dentro de una tradición poética del cuidado y la enfermedad, que más allá de avergonzar y ocultar la finitud, por el contrario la devela con suficiente mesura para mascar, sacarle todo el sabor antes de tragar la vida y por ende, la muerte. Motivo que de facto pone a prueba la noción sobre la presencia de la poesía incluso en los escenarios más desoladores, en tanto testimonio y en tanto confortación. Manifestación del vivir a través de una extraña forma de inmortalidad, que a la vez perdura y también pasa. Pone en animación suspendida algo a lo que pronto habrá de volverse. Bien lo tenía previsto Hipócrates:

La vida es corta, el arte largo, la ocasión fugaz, la experiencia insegura, el juicio difícil. Es preciso no sólo hacer uno lo debido, sino también que el enfermo, los presentes y las circunstancias externas contribuyan a ello. (Ibíd., p. 105)

 

 

Fuentes

Bustamante Bermúdez, Gerrdo (2009) De dolores y placeres: entrevistas con Elías Nandino (1954-1993). México: Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal-Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Hermosín Bono, María del Águila (1996) Tratados hipocráticos. España: Alianza Editorial.

Mondragón, Orlando (2022) cuadernos de patología humana, Colección VISOR de Poesía México, Vol. XIII, México: VISOR LIBROS.

Rivera Garza, Cristina. Lo roto precede a lo entero: 125 infraensayos. Colección [dis]locados, Estados Unidos: Literal  Publishing. 2021.

 

  

Francisco José Casado Pérez, Ciudad de México, México, 1990. Arquitecto y poeta. Ha sido publicado en revistas digitales, fanzines y antologías latinoamericanos. Cuenta con la Mención Honorífica del Premio Internacional Bruno Corona Petit de Poesía 2020 y 2022; Ganador del I Concurso Literario Eiruku Ediciones 2021; y el Premio Internacional de Poesía "Don’t read" 2021 por su poemario Para mirar los pasos (2021), editado por Escrúpulos Ediciones.

 

 


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