THIS IS THE REAL LIFE
I
Dios salve a la reina, Mamá:
la vida acababa de comenzar.
Abre los ojos.
Modela la corteza del cuerpo más deseado
en la escena mundial, es decir
cuántos hombres y mujeres soñamos
que sus dientes de pasarela
royeran nuestras paredes
y la monarca de pelo en pecho
cabalgara nuestros cuerpos
o al menos cantara junto al piano
más oscuro de casa
del barrio o la taberna:
seres moribundos
dos o tres versos de aquel vals
violento, sensual, travestido:
Dios salve a la reina
de capa, corona y cetro
de fortaleza viril y afeminada
God save the queen
orábamos a grito abierto
los que dejamos de verlo en las noticias
aquella temporada
de su desaparición
God save the queen
gritaron nuestros padres
que también lo deseaban en secreto
y los jipis que habían visto pasar ante sus ojos
la liberación sexual
y no fueron suficientes sus cantos
para decir lo otro.
Dios salve a Freddy
ángel caído más allá de todos los infiernos.
II
Si es verdad que hay cielos
y que hay infiernos
ninguno ha de ser cabal
ni en espacio, tiempo, ardor
para que La reina baile y ejecute
sensualidad hombre mujer
reina paciente
barítono y presa
si es acaso verdad, ángel monarca
habrás caído y vuelto
como un magnolio que se rehúsa a marchitarse,
durísimo, y vuelve a erguirse
tras las primeras gotas de rocío
así tú
cerraste por fin los ojos
y volviste a nosotros.
Los que éramos pequeños
tuvimos miedo a la existencia
buscamos sitios, rincones diminutos
en el hogar, el universo
en las aulas escuetas del colegio
con aquel niño
al que besábamos a ocultas
o aquel niño que nos hizo trizas
delante del inodoro
y pagamos el castigo
tras otras lilas en el acto
sanamos las miradas, la violencia
de una vara firme frente a nuestros labios
la respiración revuelta: escombro
cochecitos, canicas sonando en el bolsillo
como un pandero,
igual que el corazón de Freddy
cuyo asombro, vara de otra especie,
podía percibirse
en sus vinyles y camisetas
en sus fotografías
que aún dejan ver
para bien de los mortales
un ramillete oscuro,
magnolia, consunción
la misma sangre y, por eso,
los deseos que sentimos de acariciarlo
con firmeza en el camerino.
III
Sostengo
que tú eres mis antepasados
nada más parecido al vocablo padre
que contonearse negro, recóndito
frente a la multitud.
Ya todos sabíamos
la causa de tu fusilamiento
y tú seguías, uñas clavadas,
en los atolladeros, en las jaulas
donde felinos como el que te habitaba
se enamoran del amo.
Luego se habló sobre tu cuerpo
su noticia
traída por escuadrones de heraldos
que te cabalgaron, negros.
Hay tendido sobre tu pecho
un batallón de hombres ebrios
que se remojan de cuerpo entero
saboreando tu vaho
simplificando el corazón, o el género,
pensando en ti, ahí
en tu anatomía felina
vista desde el cielo salvaje
del África Oriental
donde nunca fuiste ni serás
el hijo pródigo,
donde las huestes ortodoxas
llevan la cuenta completa de tu vida
cosa pública
que siempre estuvo
como la libertad
reservada para otros.
OFRENDA
Aquí tienes mi palabra
dulce rizoma verdesido;
aquí quedarán injertos
algunos trinos y tu nombre
tres metros de por medio
tierra, pan, insectos.
Aquí tienes mi rizoma en tu osamenta:
crecerás feroz y ocuparás la tierra
en silencio y darás nombre
a otras estructuras
que habían sido relegadas
al despojo nominal.
Daniel Wence Partida (Michoacán, México). Es autor de Nada de incrustaciones (FETA, 2010), Arlecchino (Montea, 2017), Discordantes (IZC, 2018), Historia natural de la melancolía (ISIC, 2019), y Frágil, el navegante (Alas y Raíces, 2020). Cofundador del Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes Ciudad de Morelia. Ha sido becario en algunos programas de creación y gestión. Recibió mención honorífica en el 1er Premio Nacional de Poesía Diversa, Zacatecas 2016. Ganador del XII Premio Internacional de Poesía en Lengua Castellana, Fundación Jesús Serra, Barcelona, España 2019. Seleccionado en el 1er concurso Alas de lagartija (Alas y Raíces 2020) y en el Certamen de Ensayo Luis Alberto Arellano (Mantis Editores 2021). Cursa la Maestría en Literatura Aplicada en la Universidad Iberoamericana Puebla.