POEMAS SIN ADIÓS
LA ESQUINA
En la esquina de mi casa dobla el viento
como dice la Biblia
sopla como quiere y dobla cuando quiere
ponemos para resguardarnos
de su atrevida desnudez
su ingrávido destino de caprichos
excusas sensatas y de las otras
para quedarnos parados
vaya o venga su aliento
la lluvia cambia el viento
los hombres cambian como el viento
un libro tan grande con frases tan claras
esconder la mano conocernos por los frutos
un libro tan grande que repetimos
sin saber que ya está dicho
el sudor de la frente
vivir por las manos
no mentar tontamente palabras casquivanas
en esa esquina nos detenemos los hombres
para hablar de mujeres
pasa mi madre y avisa a sus vecinas
de verduras baratas en la feria
zapallos a buen precio
sonríe mi abuela y repite
duraznos a 40 el ciento
eran 100 duraznos por 40 centavos
el ciento por monedas de entonces
el dinero de mi abuela no existe hace mucho
sus frases si que si que están vienen del libro
que escriben sus ojos entornados
el mercado que visita mi madre no está tan lejos
nada queda lejos de la esquina
donde nos detenemos con la certeza que dobla el viento
pasan las mujeres y arreglamos el mundo
fumamos cigarrillos prestados
hablamos de las salidas de los sábados
de dineros bien y mal ganados
dejamos que la vida sea un cuento sin terminar
un cuento que nos contaban
de hazañas esquineras sorprendentes
ellos estaban nosotros llegando
y los cuentos
ya se sabe la mentira de los cuentos
enriquecen el olvido alejan la memoria
permiten que todo se parezca
la esquina existe en cualquier parte
cierro los ojos y sigo allí
ahora me veo clarito claro claro
parado en el invierno y quieto
esperando a los amigos y las alabanzas
la exageración del rito y del aplauso
que crece con la juventud
trae el ridículo del adulto que se ríe
y vive como si aquellos años fuesen nuevos
la esquina no envejece y engaña
como los espejos de los baños
las luces de los escaparates
besos de las amantes
muchas veces prometí no paso mas
no doblo desde mi casa hacia allá
esquivo la esquina de los coloretes las pinturas
las pelucas los vestidos de las muchachas
el tabaco el alcohol y otras sustancias
que la esquina me vendió por apropiadas
al crecimiento urbano la medalla de mundanos
atrevidos personajes y no logro
quitar ese cordón curvado de la piedra
del borde de la vereda de la esquina
de mi barrio la de la cuadra
la de mi casa el caminito que recorrí
hasta el punto del viento los vicios
el amor la falta de esperanza
el zapallo que aseguraba mi madre
que era dulce y necesario
mas los 100 duraznos que decía mi abuela
se conseguían en temporada
para un dulce que envejecía en la heladera
como la nostalgia que de apuro
solíamos comer a cucharadas
esperando que el viento nos llevase
pero ay ay ay demasiado pesados
para tan liviana ráfaga
deberíamos saber avisar dejar carteles
la esquina no vende esperanzas
dobla el viento dobla y sigue
como dice la Biblia donde quiere
cuando quiere sin ninguna promesa
nada che, nada de nada
la esquina es una esquina
no es biografía ni fiesta
las cosas pasan y nada perdurará
para guardar en el sitio donde
no llega el olvido ni el mañana.
LA MUJER TENÍA UN BALAZO
La mujer tenía un balazo en la cara
En mitad de la frente
No en la sien ni entre ceja y ceja
En mitad de la frente
Estaba sentada en el banco de la plaza
Donde suelo encontrarme con fantasmas sombras
También con bultos que se menean
La sombra de los árboles de las esquinas de la plaza
Guardan palomas sin mensaje y gorriones de poco cielo
En mitad de la plaza una fuente
Donde he tirado monedas papeles
Una vez en mitad del enojo
Arrojé un teléfono en la fuente
Mi amante me decía ya no te quiero no vengas
La ventaja de las amantes sobre toda forma de relación
Es la certeza no mienten ni hacen nada mas que decir que si
Decir que no y decir ya no te quiero tiré el teléfono
A la fuente no había mucha agua
Es sencillo este asunto la mujer estaba allí
Poca sangre en el suelo algo sobre la falda
Tenía una falda floreada en amarillo
Flores azules y rosadas
Cretona Monarca de cortinas y sillones
Tela dura y duradera
Una blusa desprendida en los tres botones superiores
En los labios nada que se entienda
Según las circunstancias del momento
Parecía una sonrisa sin duda una mueca
El banco era de esos bancos de plaza
Tres listones de madera de asiento dos en las espaldas
Una letra ele un requiebro en el cemento sostenía
Cada pedazo de madera con cruces señales iniciales
Corazones y flechas resecándose en esa madera fuerte
La humedad fabrica un musgo raro en el cemento
La fuente estaba casi seca se veían pájaros muertos
El fondo de un estanque en tierras populares es un vaciadero
Pensé en mi teléfono y pensé en ella
Que me dijo ya no te quiero fácilmente
Un bolero típico que los amantes deben entender
Así en la vida como en la muerte
Silenciosa en este banco de esta plaza
Larga inspiración entrecortada inquieta
El problema del poco aliento los pulmones cansados
Deseaba un cigarrillo en ese instante del adiós
En este de la imagen sin misterios
Muerta muerta muerta estaba así sentada
No fumo hace tiempo me hacía falta el tabaco
Ese aspirar el humo caliente pegando en la garganta
Esa placidez cuando toca el botón en el cerebro
El vicio está allí esperando que lo despierten
Sonríe dice bienvenida nicotina la respiración se acelera
Los alvéolos se enferman el cáncer no espera
No me importa en este instante
En este instante con la mujer sentada en el banco
Con un balazo en mitad de la frente
Sostengo con fe el tabaco salva todo
Deja el aire viciado como cómplice las volutas son señales
Todo dolor perecerá sino es verde no importa
Su pelo era rubio su frente amplia
La sonrisa en los labios era una mueca
Lo repito porque asombra que no la asustase la muerte
Acaso la esperaba pero nadie espera un disparo
Ni en las novelas es sencillo explicarlo
Lleva sus páginas sostener el argumento
Se retuerce la secuencia la vida se va se fue chau
Un solo disparo en mitad de la frente
Habrá perforado hueso y destrozado el lóbulo frontal
Dicen que suelen desviarse las balas el plomo es débil
Ante quien se defiende con fuerza como los huesos
Se tuerce y allí estará viboreando entre neuronas
Dentro de la cabeza de la mujer sentada en el banco de la plaza
Con zapatillas blancas que se han ensuciado
Después del acontecimiento debe ser eso
Sangre y polvo como si hubiese movido un poco una pierna
Un estertor algo involuntario para los pies
Las piernas flacas suelen tener las mujeres jóvenes
Vamos a decirlo mejor las mujeres jóvenes
Conservan esperanza en sus piernas
Ganas de caminar largos senderos hasta algún lugar
Donde la vida empieza de nuevo
Calzones de marca seguro de colores fuertes
Acaso no era tan joven la muerte disfraza
La mueca esa mueca la muerte pone disfraces
De juventud de lejanía y lo cierto
De adiós sorpresivo por esto que fue así
Que fue un adiós el que trajo esa bala a la mitad
La mitad de la frente ahí visible ostentando el final
Tal vez salió de su casa se puede suponer cercana
No llevaba cartera un monedero en el banco
En su mano el teléfono
Acaso un teléfono que sonaba como aquel
Tal vez ella también se despidió de un amante
Con la claridad de quien cierra una botella
La tira en el tacho de basura en la cocina
Enciende el fuego prepara un café
Le dicen salí con uno de esos mensajitos perentorios
Seguro era él supongo puede ser
Nada es cierto después de la muerte
Sólo saludarla flores en la fecha y el recuerdo
Fotos que se retuercen y las menciones en las fiestas
Tal vez su ánima bendita está entre aquel árbol y las sombras
En mitad de los ruidos de las palomas
El espantoso piar desafinado de los gorriones
Y ese frú frú de las hojas que ahora tapa la sirena
Una sirena es una desgracia siempre
Uno desea que sea de otro la tragedia
Alguien deberá decirle a una madre una hermana tal vez hijos
Murió en el parque en el banco de una plaza
Fue amor desamor pasión y esas cosas
Un balazo en mitad de la frente el vestido floreado
Esa necesidad de atender el teléfono
Qué necesidad tenía decime porque y porque
El hombre se empecina dice el tango
Ni confianza ni nada que reprochar
No debía estar donde estaba se empecinaba
En el adiós le dijo bueno ya voy
No es un tango sin embargo sino el aleteo
De las palomas que se alejan del bullicio
Vuelve sucia el agua que queda
La fuente se vuelve invisible las luces
La ambulancia que va en destellos acomodando el cuerpo
No lo muevan no lo muevan ya es tarde lo movieron
Quien lleva su cartera no es cartera es monedero
Alguien tal vez Usted quien el teléfono
Nadie cuida las plazas en estos años venideros
La sangre irá secándose quedará un tiempo más
En las muescas de la madera del banco de la plaza
Toscas piezas municipales que esta vez
No ocuparon abuelos ni enamorados
Ni estudiantes con los deberes atrasados
Y el fervor a todo trapo a toda vela
Mientras las sombras allí se quedan
Las sombras no se corren en esa plaza que iluminan muy bien
Una luz justo detrás del banco para quien quiera ver
En las noches en la plaza y se empecine otra vez
Allí su cuerpo allí empecinado tozudo
Así se quede en el verano en el banco ese
En el invierno, no sé, no soy de los fríos
Soy del sol del calor de la angustia de todos
Los que somos esto que somos
Somos amantes despechados que el porvenir desdeña
Que despiden por teléfono sin vueltas
Fin se fue la pasión debes comprender
Si tenés razón igual igual por todo lo que fue
Quisiera hablarte una vez mas
Un lugar público dijo que no cortó el teléfono
Pasa eso con el amor cuando se termina
Se sabe el resto de la película
Romántica casi del primer cinemascope
De labios pintados en exceso
Pero nadie se sale del cine del libreto de la agonía
Es así y no tiene mas vueltas la calesita
Ni secretos el banco aquel solo huellas
Las vencerá el tiempo con lluvias y temporadas veraniegas
Como dicen los poemas y los viejos
Los viejos afirman al viento suelto sin paredes
Que en ese banco no se sientan ni locos
Allí murió la muchacha aquella dicen los viejos
Del vestido floreado las zapatillas blancas el tiro
En mitad de la frente tan raro eso
No fue suicidio no ni queriendo
Y el teléfono en la mano el teléfono
Vio, vio, sí, sí, sí, eso, eso, el teléfono
Por eso no me siento en ese banco
Ni loco que estuviera ni en pleno verano
Tampoco en invierno tengo una idea
Deberían jubilar a los bancos de plaza
Donde muere la gente con un tiro
En mitad de la frente
Deberían tantas cosas deberían
Hay un Estado ausente sin bienestar
Cero romanticismo y atención médica
Los viejos se quejan no se sientan
La vida ya no es como antes
No señor ni los bancos ni los teléfonos.
LA PUERTA ABIERTA
Está la puerta abierta la casa es larga
De la calle se llega al patio
Se cruza por los pasillos
El aroma de la cocina invade
Se sabe que los perfumes no tienen olvido ni censura
Se quedan dentro y son recuerdos
Como la música que aún con los oídos perdidos
En estrépitos y suburbios de la canción
Elige la nota que corresponde
La emoción invade cuando el sonido es aquel que fue
Un parche, un violín, una frase del bandoneón
El perfume se queda para siempre entre pañales o sábanas
La música resuena aunque se callen todos
Mejor así como si fuese un retrato hablado
Por algún lado vuelven las cosas entrañables
Las que parecen de fuera pero están dentro
Con la puerta abierta entran los amigos
Traen libros y palabras la pócima que cierra el tiempo
La puerta abierta deja entrar los gritos de la calle
El bullicio de los niños
La manifestación que pasa como la muchacha que pasa y pasa
Parece un fantasma esa presencia con aroma y canción
Todo es ilusión y secreto en una casa abierta
Porque es uno y nada más quien tiene dentro sus cosas
La calle se hace dueña de las primeras habitaciones
La biblioteca comunica la grandeza de sus anaqueles
En los libros el mundo entero encerró historias
Se leen diferente de niño que solo y vencido en el sofá
Se comprende diferente a Bonaparte, Ulises, Bovary
La ceguera de Borges como linterna que acomoda
Palabras y caminos que por ellas van al diccionario
A la mitología a la sabiduría de la oscuridad
Por donde vislumbraba cierta parra de un patio
Patio que es este que en el fondo espera
Con una glicina y un naranjo
con la cáscara de las paredes que dan al vecindario
Desde la puerta de entrada a la cancel
Azulejos verdes tornasolados
Mosaicos la madera lustrada los visillos
Alguien limpia esos cristales manda lavar los trapos
Es mi madre que asoma tras el vidrio
Así la recuerdo corriendo los muebles
Mientras en la olla hervían las verduras
Llegaban a comer los tíos
A la tarde el vecindario comentaba
Muertes e injusticias que la puerta dejaba pasar
Las noticias en esa casa rebotaban de cuarto en cuarto
Finalmente escondidas
En el altillo donde jugábamos a vigilantes y ladrones
Las noticias encontraban su sitio en un juego inacabado
Aún pasean por esa habitación con el techo inclinado
Tropelías un asesinato y la traición
Quien policía y quien ladrón
La casa abierta la puerta que nunca se cerraba
Quitaba fuerza a los rumores los anuncios
La luz de esa lámpara siempre encendida
El espacio entre la calle y la cancel quitaba
Solemnidad y mentira a las palabras
La luz encendida quedó como enseñanza
Si se iluminan las cosas no hay equívocos solo porfía
La propia casa era un retazo de la fiereza
La extrema dureza así así así luchábamos
El olvido jamás llegaría nunca entraría
Con la puerta abierta y la certeza
Fue un mandato es una orden
Que acompaña estos días
Cuando todo parece fácil
Pretenden cerrar el ayer
Es el que se marcha sin que lo llamen
El que no vuelve sin haberse marchado
Pretenden sobre estos días
Llenos de anuncios y liviandades
De gobernantes que se asustaron
Borrar el sitio voltear la casa
Apresuran mis pasos los anuncios
Sonrío con la seguridad que da el fracaso
La certeza de quienes fueron y vinieron a la esperanza
El adiós el te espero y la revolución sin pausas
Idas y vueltas ir por volver
Debo avisar a los caprichosos y obcecados
La puerta estuvo abierta siempre
Siempre estuvo abierta la puerta
La calle, aromas, ilusiones, muchachas
No hay máquina que voltee la imaginación
Ni creo que puedan inventarla
No hoy no mañana y cuando alguien dice mañana
El misterio es cuando puede ser pero no lo creo
Con la puerta abierta el mañana es lejos nunca y adiós
Nadie, nadie, nadie, la podrá cerrar.
DIAGNOSTICADO
Vaya pensando en la muerte mi amigo
Dijo el doctor
Con un tono de consultorio pero
Un aire de payador en la entonación
Faltaba una guitarra
Vaya pensando en la muerte
Mi amigo
Vaya pensando
Quise decir pero no dije
Venimos vengo traemos el asunto
Desde la primera luz y allí se queda
Ese pensamiento es un clavo en la pared
Donde cuelgan los días
El almanaque es un testigo un certificado
Acta notarial que habrá relevo alguna vez
No tenía que decirme eso
Todos sabemos la fecha
Está puesta en el almanaque
Clavado en la pared
Vaya pensando
Me dijo
Mi amigo
Giré la vista sobre el blanco
Sobre el olor desinfectado
En el consultorio no vi almanaque
Clavo en la pared testigo alguno
Nada se veía me dije calma
Mucha calma tal vez esté hablando
Para su propia revisión
La receta será su confesión
Le agradezco dije
Doctor ponga un almanaque un clavo
Relojes que indiquen el último minuto
Estaré de cuerpo presente
No me pida que piense es demasiado
Raul Emilio Acosta a.k.a. El "Bigote" Acosta. (Rosario, Argentina, 1944). Periodista, narrador, ensayista y poeta. En poesía ha publicado: 100 poesías de Rosario (1979); Poemas para leer después de los cuarenta (1995); Anónimo conocido (1996); La imagen de mi amor y su esperanza (1999); Que de un viento errante somos ventarrón (2001); Algo nuevo, algo prestado, algo blue (2005); Muchas palabras parecidas (2005); Con el cuerpo en el alma (2007), Versos en la frente (2008), Hasta aquí llegó mi amor (2010); ¿Por qué tenemos ganas de bailar? (2021), Antes que me olvide (2022).