LOS PESCADORES CHINOS
untaban con tinta
el cadáver de los peces
presionándolos con fuerza contra el papel
para anunciar su venta
en la puerta de un local.
Aquí, en vez de pescados,
hay caras de mujeres,
con señas particulares
para que alguien las encuentre.
En las noticias somos números,
porcentajes sin cara
y sin nombre
que se diluyen en gráficas
siempre ascendentes.
Esas caras son todas como espejos
porque somos iguales
y vemos el mismo dolor.
Me han dicho
que, si después es mi turno,
pelee a morir,
porque de cualquier manera
ya estaré muerta.
SI YO ESCRIBO ESTE POEMA
con otro nombre y otra cara,
si pido prestadas las palabras de
otra boca,
si no digo cómo me llamo
y tampoco digo lo que me duele,
¿tú sabrías que soy una mujer?
Si me pongo otro apellido,
si no es mi madre
quien me da su nombre
y en lugar de eso
me invento la vida
de un buen señor,
¿se darían cuenta de que soy una mujer?
Quiero saber si a este buen señor
que probablemente heredó
el nombre y apellido de su padre
le da miedo salir a la calle,
o le da miedo ser hombre
Si sintió ganas de gritar
pero su garganta se cerró
con una mano que le apretaba
con fuerza el cuello.
Le podemos preguntar también,
buen señor,
si usted tiene miedo de desaparecer
de su casa o de la escuela,
de la Historia.
Si escribo yo este poema,
¿sabrán que soy mujer?
CONTAMOS SANTOS, UNO TRAS OTRO,
como buscando dormirnos,
pero no nos aburren lo suficiente.
Seguimos en la sala de espera
con el cuerpo pegado a la silla
por el oleaje bravo de nuestro sudor.
En el despacho,
el médico insiste en mostrarnos fotos de niños felices.
Dile que esos no serán mis hijos.
MI VIENTRE ES UNA CASA JAPONESA AL ATARDECER,
en lugar de puertas corredizas,
es mi piel la que deja pasar la luz.
Al centro, tú.
Un dedo en la pantalla del ultrasonido
insiste en que ahí está tu cara
y así suena tu corazón.
Yo no escucho,
imagino el eco sordo de nuestras voces
en tu casa japonesa color azafrán.
A VECES VEO A LOS FANTASMAS
de mis-hijos-no-nacidos
en las esquinas de mi casa.
Empezó con uno y, con el tiempo,
vinieron los demás.
Sus imágenes aparecen en el rabillo de mi ojo
y los veo pasearse por los espejos.
Estoy segura de que se están comiendo
una a una mis memorias.
Selección de Bitácora de mis entrañas (2021)
Claudia Sandoval (Estado de México, 1993). Premio Estatal de Poesía Efrén Rebolledo (2021) con la obra Bitácora de mis entrañas, Diplomada en Creación Literaria por el Institituto Nacional de Bellas Artes (2022), Psicóloga y Maestra en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Máster en Género y Diversidad por la Universidad de Oviedo (España), participó como antologadora en el proyecto “Las pavorosas: Corpus de poetas libertarias, militantes y combatientes mexicanas” con Dogma Ediciones (2022).