28 Mar 2023

483. POESÍA CUBANA. MARÍA ELENA BLANCO

-12 Mar 2023

 

 

INTERROGACIÓN DE LAS HÉBRIDAS

    

                        Después de gravitar sobre olas y más olas

                        y constelaciones marinas, arácnidas

                        nocturnas de ignorado fulgor,

 

                        traté de comprender con la mirada la tenue

                        geografía, la enigmática ilación

                        de la noche esparcida de medusas

 

                        impugnando el vacío: pregunteles

                        hacia qué otro horizonte se tendían

                        cual redes, si eran correspondidas

 

                        por alguna ribera o hallaban su placer

                        a la deriva, derivando una íntima

                        finalidad de la errancia, una alegría

 

                        dispersa, gratuita. Impelida por el súbito

                        brote de alas, halada por un viento

                        cisalpino, oriental, quise estimar

 

                        su paralaje, abrazar su perímetro, bucear

                        en todo el ámbito de esa fascinación,

                        marearme en los confines de la imagen.

 

                        Cómo decir que me prendí de aquella floración

                        de algas, que algo en su trémula

                        eclosión, en su obstinado brillo,

 

                        fue develando una figura afín en la memoria,

                        se calcó, luminoso, sobre el cuerpo,

                        vino a ser la materia de un reencuentro.

 

 

ENTRETEJIDOS

 

                        entretejer (del lat. intertexĕre)

 

 

I

 

Uno elástico, uno revés: como decir

una de cal y una de arena, no ayer

hoy casi mañana nunca,

silábico ping pong sobre

la lana, naturaleza muerta

(naranjas, otoñando): como decir

jaque mate. Remata

punto cruz.

 

  

II

 

Estación rebobina:

despaísate,

cambia aguja por pincho

de cocodrilo, gacela, lana

por algodón de Nilo, suéter por

kanga, hilado fino, escape. (Hastío.)

Muda dieta, muda molde y modelo,

maniquí.

 

 

III

 

Las piezas se enredan

(la trama se espesa), vuelve a tejer

orillas, fugas, vindalúes⸺                                                                                         

la misma lana, sí. Practica punto arroz,

trenzados: kama sutra, riega

vodka en lassi de mango.

Enreja delantero izquierdo,

corretea derecho.

 

 

IV

 

En el entretiempo de la trama se cuela desenlace

frío de ducha y café express, se entreteje en

caliente un tejemaneje de delicatessen:

cúrcuma, yogur, legumbres,

finas madejas holandesas,

cervecita helada. Deseo.

Nudos y puños por

urdir y destejer.

 

(Obra, mía).

 

 

MAYERLING

(Niederösterreich, N.Ö.)

 

Vamos viendo:

la tarde se perfila indecisa (un primero de año

de otro enero) algo debería cuajar, no halla su punto: desconfía

del hechizo de luz

 

cuesta arrancar: a Baden, un rodeo (por Mödling

hasta Mayerling, la vuelta por el valle de Elena junto al Schwechat)

convendría algún gesto

 

viene en cambio el pretexto: Carmen a desafiar

los decibelios, a poner en escena otro drama (y atentos: a sentirlo

en el cuerpo)

 

en el recitativo se despliega el tira y afloja

(el juego) que habrá de resolverse en grito/suspiro/monólogo interior:

un aria

 

la salida de Viena allende el Gürtel: del bosque

de suburbios al desierto de bosques (apremian ya las sienes y la hora,

la úlcera protesta)

 

para: el canto conspira (el mapa miente) manda

callar a Carmen (y más bien) suelta el mapa y la risa, baja la guardia,

baja la ventana

 

acto segundo:

el desvío seduce con cariz de destino (¿no será

desatino?) lívido entre colinas Heiligenkreuz apenas reconforta (se

precisa el concepto de N.Ö.)

 

el castillo de caza ha de estar cerca, el aire

se humedece: cede el cutis, ceden los pulmones (vana convalecencia)

Mayerling:

 

¿esa aldea dispersa en pleno valle? ¿o aquellos

pabellones al borde del camino? (en lo alto se agitan nubarrones de invierno

y una marcha nupcial) se abre un patio:

 

tras cortinas de gasa, algunas carmelitas (vicarias

del desliz) toman té antes de vísperas, dan gracias a la Virgen:

a chelín la estampita

 

el autobús turista marca el sitio, la fila de italianos

el acceso (oscurece) faltan sólo minutos para el cierre,

todo aguarda (necesario y propicio)

 

nuestra entrada:

(no hay signo como el frío de Dios) de pie ante

el altar, la cenefa celeste dirige la mirada hacia el recuerdo exacto

del piso superior (dinamitado)

 

un poco más arriba, donde está el crucifijo: el

pálido horizonte de las sábanas, la cama en que folgaron (y yacieron:

él tras la cacería, ella quién sabe si antes y por qué)

 

una bóveda, unas líneas de fuga en el espacio:

el lugar de la muerte (muchos habrá que ni lo noten) las salas adyacentes

un tierno mausoleo al adulterio:

 

las fotos de la Gorda, de frente mejor que de

perfil (muy joven) la silla de Franz Josef, el samovar de plata y algún

jarrón de Sissi (ni rastro de la cónyuge)

 

afuera sí:

en la Gaststätte cuelga debidamente Stéphanie

al lado de un trofeo de caza entre el rey y la suegra no lejos de Rodolfo

(su legítimo esposo)

 

como si no hubiera –Mary– pasado nada, como

si no existieras para los fieles (los católicos) parroquianos de la Baja Austria,

como si

 

(¿todos me miran?)

 

tú brillas por tu ausencia

en la Gaststätte, Mary

 

(ha de ser un error, no hay parecido)

 

es ella

¿Baronesa von Vétsera?

 

bebo el último sorbo de cacao, trago

(altiva):

aquí estoy.

  

 

POEMA DE AMOR

 

contigo protagonizar mis versos más queridos,

por ejemplo sentir cual pez mis pies entre tus manos holgando

en el balcón de baudelaire o atisbar tu mirada de hielo cincelada en

nevermore por verlaine y, después de la tormenta, del brazo pisar quedos

 la nieve en nuestro parque vienés haciéndola crujir como el suave caminar de la

noche, fingirme otra imaginándote otro, tú que yo hubiese amado y tú que lo sabías:

inevitablemente,  aún  y siempre,  baudelaire,  o en nerval  presentirte  tenebroso,

viudo y desconsolado y por añadidura príncipe de abolidas lides, decadente o

romántico, mallarmé fulminado de azur o laforgue hipocondrio en estado

creciente o menguante imitando la luna, o colmo de placer, desnudos

sublimar el polvo de quevedo y yacer confundidos, tú poeta,

yo lysis, saboreando la ceniza de fénices: quincunce,

quintaesencia, quiasma, vivir vicariamente en ti

las cien mejores poesías de la lengua

 

 

OBSERVADOS EN VENECIA POR MARY MC CARTHY

 

 

                        The rationalist mind has always had its doubts about Venice.

                                                      MARY McCARTHY, Venice Observed

                                                                                                

 

Como una escritura invisible alzada contra el fuego connatural

a La Fenice vamos leyendo las leyes de este nuevo juego. Primera

conclusión: nos hemos equivocado de ciudad. La Serenissima

es impaciente con los enamorados, prefiere la aventura, los golpes

de teatro, la espejeante apariencia de la seducción: amantes

que se persiguen y rehuyen, incendios y saqueos del alma (Byron

ardiendo en vida, Casanova, virtuoso, desfalcando al Tiempo).

Pero tal vez sea esa también una quimera y es otra la ciudad

que se evade tras los patios cerrados, las rendijas.

                                                                                 La ciudad

que encandila nos repele y repliega a los amplios brocados

de los cortinajes, al fino lino egipcio de las sábanas. El lecho

oscuro y fresco nos promete una pasión callada y un despertar

acorde con la otra Venecia, la fija, la expectante. La del asombro

sostenido y la mirada al bies, la que indaga más allá de la pátina

del tacto y hurga bajo la piel, la del idilio pleno de presentimientos,

esa que se desnuda en las telas de Giorgione y comparece aquí

ante la duda, el horror al vacío.

                                                    Conclusión segunda: esa es

la vuestra.

 

 

EJE DEL SILENCIO

 

Cuando casi fue nuestro

después de muchas lunas

lo azotaste con tus cuerdas de fuego.

Y otra vez conjuré un aliento de garúa

y vino

tu palabra dulce a quebrar el quiebre del silencio

que no es el de los corderos,

el de las puertas que se cierran solas

al paso de los amantes o los niños.

 

El silencio del aullido cuerpo adentro.

 

El silencio de agua gélida sobre ojos hinchados,

el silencio de hervor de agua suavizando

la espalda de poliuretano.

 

El silencio de una casa, cuál,

antes que el silencio me alcance.

La casa del silencio

donde tú no estás.

 

Será lo tóxico del aire:

goteos de duendes malos

que nos tienden un cerco, ese túnel

entre mi hombro y tu cuerpo.

Opta entonces por dar

rienda larga al pulmón que te aprisiona o

tómame entre tus brazos

y eso ya es otra historia,

número imaginario

modular.

 

No basta

aunque conviene

conocer la geometría del plano.

Pero es el álgebra de la cama lo que importa

la cifra de la noche sin ventanas

porque la cama es una

de las ventanas de la noche

siendo la otra la luna

lunera

cascabelera

irreductible coma

en la cuadratura de este círculo.

 

 

DÍSTICOS GRIEGOS, 500 a. C. – 2005 a. D.

 

La felicidad (una buena taza de chocolate luego del cumplido amor)

me ronda como un perro, me olfatea y se hace polvo ante mis ojos

ANTONIO CISNEROS

 

I. Templo de Atenea Niké

 

En el umbral del propileo abierta a nuestros

pies la mariposa negra un guiño

 

a la belleza frágil frente a tanta piedra

naranja y negra mariposa

indemne                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  

como anunciándonos que la piedra también

hasta el mármol pentélico caerá

 

 

II. Templo de Poseidón

 

Al fin así las velas blancas se alzan sobre el mar

duras y flacas entre el viento y el azote

 

del sol forjando el preciosismo de la sangre

en amatista línea y el díptico zafiro

 

encierra la cristalizada estela de Egeo

en su gran salto de ópalo

 

 

III. Templo de Afea

 

Dórica desapareció en la colina peinada de pinares

extintos y una redecilla pistacho tierno

 

suple en levedad la carga de columnas reacias

un lecho de virgen ninfa a desvelar

 

todas allí de Atenas eternizando envidia y Afea

más y más bella en su invisibilidad

 

 

IV. Pórtico de las Cariátides

 

La fácil fórmula de la dicha sobre una

taza roja en la terraza recoleta

de una taberna en que se ofrece chocolate

vienés mantel a cuadros flores verdes

 

claro de bosque oscuro peso del ocio

en la falda del Partenón (con él)

 

 

SIN TÍTULO

 

El mito no indaga cómo

sino quién

el título invocable es todo

nombre

distinción

distancia

incólume

ante los avatares

del novelón familiar

imperio veleidoso de sangres

guerras

periplos

sumas y restas urdidas por las moiras

en el arcaico cielo

del olimpo.

Por un curioso albur

el patrimonio

el patronímico es todo

no bárbara apatridia: téngase

techo y terruño

y vástago:

centella del hogar

Llama

(se llama

y llamará)

pero el hogar

es ella

el drama

el alimento

el lugar del fuego

Hestia

o María

vestal amazona

o madre soltera

sin escudo y sin armas

fundadora

sin título

 

 

María Elena Blanco (La Habana, Cuba). Estudios universitarios y posgrados en literatura francesa, española y latinoamericana (Université de Paris, New York University). Traductora de las Naciones Unidas en Nueva York y Viena (1983-2007, actualmente freelance). Poesía: Posesión por pérdida (Libra: Santiago/Chile y Barro: Sevilla, 1990), Corazón sobre la tierra/tierra en los ojos (Vigía: Matanzas/Cuba, 1998), Alquímica memoria (Betania: Madrid, 2001), Mitologuías. Homenaje a Matta (Betania: Madrid, 2001), danubiomediterráneo/ mittelmeerdonau (Labyrinth: Viena, 2005), El amor incontable (Vitrubio: Madrid, 2008), Sobresalto al vacío (Mago: Santiago, 2015); las antologías Botín (Bokeh: Leiden, 2016) y De parte de nadie (Matanzas: Matanzas/Cuba, 2016); y las recopilaciones Wilde Lohe (Wieser: Klagenfurt-Viena, 2007, en traducción al alemán), Havanity/Habanidad (Baquiana: Miami, 2010, español-inglés), Poesía escogida/Poezii Alese (Bucarest: Orient-Occident, 2016, español-rumano), Escrito en lenguas (Verbo(des)nudo: Santiago/Chile, 2016) y Oro vano (Verbo(des)nudo: Santiago/Chile, 2018), así como traducciones al chino, francés, griego, italiano y portugués aparecidas en revistas. Ensayo: Asedios al texto literario (Betania: Madrid, 1999); Devoraciones. Ensayos de período especial (Almenara: Leiden, 2016). Traducción poética: Gerhard Kofler, Al filo de los días, alemán/italiano-español (Matanzas: Matanzas/Cuba, 1998); Marie-Thérèse Kerschbaumer, Nueve elegías, alemán-español (Wieser: Klagenfurt-Viena, 2004); Charles Baudelaire, Las flores del mal, francés-español (RIL: Chile/España, 2021), entre otras.

 


Tags

Compartir